El jueves se hacía público el fallo de la última edición del Premio Cervantes Chico. Este año el jurado ha otorgado el premio a la zaragozana Ana Alcolea, que se convierte así en la vigésima ganadora del Premio.

 

 

Es el ayuntamiento de la ciudad cervantina de Alcalá de Henares el encargado de otorgar este reconocimiento a autores dedicados a la literatura infantil y juvenil, con obras escritas en castellano. Este premio no se ocupa solo de atender a los méritos literarios de la obra, sino que también presta especial atención a criterios como la popularidad de la obra entre el público joven y su uso como elemento didáctico. 

 

El jurado ha destacado de los libros de Ana «su capacidad de trasmitir la emoción en un leguaje de gran calidad literaria, en el marco de historias muy bien construidas», pero también ha hecho hincapié en su labor como docente y en la transmisión de su entusiasmo por la lectura. 

 

Probablemente ya conozcas a Ana Alcolea, pues la entrevistamos en el número veintisiete de El Templo y tenemos reseñados muchos de sus libros (Napoleón puede esperar, La noche más oscura...). Su obra se caracteriza por hacernos viajar a países muy distintos y entrelazar genialmente el pasado y el presente en sus historias. Curiosamente, Ana fue profesora de un instituto de Alcalá de Henares, el Alonso Quijano. Estamos seguros de que esto hará muy especial este momento para ella. 

 

El Premio Cervantes Chico destaca en esta edición que es un galardón que lucha por la igualdad, puesto que ha tenido diez ganadores y diez ganadoras. Entre ellos, se encuentran grandes nombres como los de Gloria Fuertes, Jordi Sierra i Fabra o Montserrat del Amo.