El pasado 23 de febrero, la Biblioteca Eugenio Trías acogió la fiesta de celebración del décimo aniversario de nuestra revista. No todos los días se cumplen diez años y, por ello, quisimos celebrarlo como merece: con música, globos, merienda y, por supuesto, muchos libros.

Nuestro décimo aniversario ha sido la excusa perfecta para dar a conocer los ganadores del Premio El Tempo de las Mil Puertas de este año. Nuestros maestros de ceremonia, Sebastián G. Mouret y Nuria Dam, fueron los encargados de conducir una gala más breve de lo normal —después del evento teníamos programada una merienda que queríamos catar cuanto antes; en esta revista tenemos las prioridades claras—, pero en la que no faltó tiempo para charlar con los invitados o repasar lo que había dado de sí la literatura juvenil durante la última década.

Empezamos la gala, como siempre, echando la vista atrás, esta vez en concreto hasta 2007, año en el que nació El Templo. Los presentadores preguntaron qué estaban haciendo en 2007 a algunos de los asistentes, y pudimos saber que, por ejemplo, el tándem Iria y Selene estaba empezando a conocerse, o que algunos detalles de La Segunda Revolución, la obra de Costa Alcalá que más tarde recibiría el Templi a mejor novela nacional perteneciente a saga, ya rondaban la cabeza de los autores.

Antes de pasar al momento más esperado de la tarde, quisimos hablar de una de las novedades más significativas de estos Templis: la estatuilla. Dado que en El Templo tenemos un firme compromiso por mantener bonito el feed de Instagram de nuestros autores, este año hemos querido sustituir nuestros clásicos diplomas por una estatuilla conforma de cerradura, una pieza de metracrilato que combina con todo.

Después de la presentación de nuestro nuevo galardón, Sebastián y Nuria fueron desvelando los títulos de las novelas premiadas. Empezamos por el Templi a Mejor novela extranjera independiente, que fue para El abismo, novela de corte realista publicada por Anaya. De esta forma, Neal Shusterman, su autor, se hace con su segundo Templi; el primero lo recibió en el año 2013 por la segunda entrega de su saga Desconexión. Pablo Cruz, editor de Anaya, recogió el premio en su lugar.

A continuación, fue el turno de Mejor novela nacional independiente. Esta vez, el premio fue para Andrea Tomé por El valle oscuro, novela publicada de la mano de Plataforma Neo. Andrea no pudo asistir a la ceremonia, así que fue Anna López, su editora, quien recogió el premio.

El Templi a Mejor novela extranjera perteneciente a saga se lo llevó El rey cuervo, la entrega con la que Maggie Stifvater cierra su saga The Raven Boys. Alejandra González, editora de SM, fue la encargada de recoger el galardón.

El último Templi de la tarde, correspondiente a la Mejor novela nacional perteneciente a saga, lo ganó Heredero, la entrega que abre la saga La Segunda Revolución. Esta vez fueron los propios autores los que recogieron el Templi y nos dedicaron unas palabras de agradecimiento.

Una vez entregados todos los premios, los invitados pasaron por nuestro photocall templario para inmortalizar una tarde en la que celebramos lo bonito que es compartir nuestra pasión por la lectura. En el hashtag #Templis2018 puedes ver algunas fotos del evento y juzgar por ti mismo lo realmente importante: quién fue el mejor vestido de la fiesta.

¡Muchas gracias a todos por acompañarnos en la celebración de nuestros diez años!