Como la madre de Digory está muy enferma, a él no le queda otra opción que irse a vivir a casa de sus tíos en Londres. Un día aparece Polly, la niña que vive en la casa contigua y ambos se hacen muy buenos amigos. Juntos se embarcan en una expedición por un ático que conecta las casas unas con otras, pero por error terminan en la habitación del tío de Digory, Andrew, un peculiar señor con pinta de científico loco que resulta ser malévolo y despiadado.

El tío Andrew engaña a Polly para que se ponga un anillo de color amarillo que le hace desaparecer y cuenta a Digory que ha enviado a su amiga a un mundo desconocido del que solo podrá volver si se pone otro anillo, uno de color verde que no se ha llevado consigo. Sin estar muy seguro de lo que está haciendo, Digory coge dos anillos verdes y, en el mismo instante en el que se pone el amarillo, desaparece.

Así comienza El sobrino del mago, primer libro de la saga Las crónicas de Narnia, que probablemente te suene por su exitosa adaptación a la gran pantalla. Sin embargo, si viste la película, es posible que te estés preguntando qué tiene esto que ver con esos cuatro inocentes niños que atravesaban un armario para ir a parar a Narnia. El sobrino del mago fue escrito en 1951 y fue el sexto libro publicado de la saga, aunque es el primero en el orden cronológico de la historia. Es en ese libro donde se cuenta el origen de todo: del león Aslan, de la Bruja Blanca, del armario y de cómo y cuándo surgió Narnia.

En El león, la bruja y el armario, segundo libro de acuerdo al orden cronológico de la historia, es donde verdaderamente asistimos a la historia de Lucy, Edmund, Susan y Peter y de cómo llegan a ese mundo plagado de magia en el que siempre es invierno, pero nunca hay Navidad. Sin embargo, siete libros son muchos, y como ya pasa con el primero, no todos giran en torno a estos cuatro chicos, como en El caballo y el muchacho, donde se relata la aventura de un caballo que habla y un joven que descubre que su padre no es quien lo ha cuidado durante su infancia. Además, muchos otros personajes se unirán a los cuatro niños, como Eustace, su insoportable primo, la joven Jill o Caspian, un heredero al trono telmarino.

Es cierto que en ocasiones la trama de las diferentes novelas puede parecer un poco sencilla, sin embargo, a medida que avanzas en las diferentes entregas destaca lo bien pensado que está el mundo creado por C. S. Lewis, en el que todos los libros guardan cierta relación y son pequeñas piezas de un puzle mucho mayor que te sorprenderá por lo bien que encaja cuando terminas.

Aunque en un principio fue escrita orientada al público infantil, con el paso de los años ha cautivado a lectores de todas las edades. Además, tuvo una gran influencia en la producción literaria infantil y juvenil posterior: la misma J. K. Rowling se inspiró en ella para su andén 9 y ¾ . Sin embargo, también ha sido objeto de considerables análisis que han puesto de manifiesto las numerosas referencias al cristianismo, así como ciertas connotaciones machistas y racistas que aparecen en sus novelas. En cualquier caso, es una saga muy importante para la fantasía, ya que en su momento abrió el camino a las novelas de fantasía para los más pequeños. No podemos olvidarnos de cómo se recorre la historia de Reino Unido, pues, aunque la saga abarque unos 2500 años narnianos, se desarrolla entre 1900 y 1949 y en las historias vemos cómo los niños abandonan su mundo en periodos difíciles para ayudar a Narnia en momentos igual de conflictivos de su historia.

Hechizos, batallas épicas, animales parlantes, seres mitológicos y magia, mucha magia. Todo ello unido para atraparte entre sus páginas y hacerte no querer abandonar Narnia.

Como probablemente no tengas una armario mágico, si te gustaron las películas o simplemente quieres viajar a un mundo fantástico, no dudes en visitar Narnia de la mejor forma posible: a través de las páginas de un libro.