En una ciudad costera, en un día cualquiera de verano, está teniendo lugar un festival con unos espectaculares fuegos artificiales. Cuando termine, Nazuna tendrá que mudarse porque su madre planea casarse de nuevo, pero ella no quiere irse. Norimichi, un compañero de clase, siente algo por Nazuna, aunque no sabe cómo decírselo. Cuando ambos se encuentran camino del festival, Nazuna le pide que se fuguen juntos, pero su madre los descubre y los detiene a tiempo.

Norimochi, frustrado y enfadado por no haber sido capaz de hacer nada, lanza una esfera de vidrio que Nazuna había encontrado en la playa la mañana anterior al festival. Como por arte de magia, el chico se da cuenta de que ha vuelto en el tiempo a esa misma mañana. ¿Hará las cosas de forma diferente en esta ocasión?

Fireworks es como una espada de doble filo. Tiene un argumento sencillo, de forma que no trata de aparentar algo que no es, pues cuenta una historia de amor veraniega como muchas otras. Pero, por suerte, incluye un giro algo distinto: el protagonista será capaz de retroceder en el tiempo para intentar arreglar las cosas.

En este manga, obra de Makoto Fuugetsu, su parte visual es lo más atractivo: con un trazo fluido y fondos trabajados, conquista al lector, en contraste con los diálogos, que resultan menos creíbles e interesantes. La relación entre los dos protagonistas, sin el trasfondo del verano que han compartido, resulta un poco forzada y algo caprichosa en algunos tramos.

Si buscas un manga para una tarde tranquila, en la que puedas disfrutar de una lectura sencilla y rápida, con unas ilustraciones por las que dejarte llevar, esta es la historia perfecta. Un amor de verano que nos recuerda la parte buena y mala de su brevedad, pero con un giro muy especial: podrás decidir hacer las cosas mejor la segunda vez que lo intentes.