Los meteoros sacudieron la tierra. Miles de estrellas rojas surcaron el cielo. Solo unos pocos lograron descifrar el mensaje.

El Señor Oscuro ha condenado a la humanidad. No lo ha hecho ni con un ejército de horrores ni con una plaga. Ha bastado con elegir a Haxen, princesa del Reino de las Siete Cimas, para que lleve en sus entrañas a una criatura maléfica, un ser capaz de provocar el caos si no es aniquilado durante sus primeros meses de vida.

Pero Haxen, instruida en los valores del Caballero de Luz, escoge salvar al niño, que resulta ser una niña: Hania.

Para proteger al mundo de Hania y a Hania del mundo, Haxen decide llevársela lejos del reino, al desierto del sur. En su odisea deben atravesar aldeas y ciudades sin ser descubiertas, una empresa difícil cuando Hania empieza a manifestar sus asombrosos poderes.

Por si fuera poco, en medio de su travesía se encuentran con un misterioso guerrero que las sigue a escondidas desde el inicio del viaje. ¿Quién es y qué se propone?

Una prosa cuidada, personajes complejos y un pelín de cinismo son los componentes clave de Hania. El Caballero de Luz para crear una novela brillante.

Distribuida en capítulos cortos y alternando las voces de Haxen y de Hania, Silvana De Mari nos cuenta la larga e intensa travesía de una madre y una hija que, a pesar de la maldición que las une y de las diferencias que las separan, se protegen la una a la otra. El punto fuerte, sin duda, es la evolución que viven estas; especialmente Hania: la autora dota de humanidad y complejidad a las protagonistas y le confiere un aspecto maduro a la historia. Además, Silvana equilibra la balanza y, para no crear una historia lacrimógena, resuelve todas las situaciones con apuntes llenos de sarcasmo.

Pero lector, yo ya no te puedo decir más. Lo que te queda deberás descubrirlo a través de los meteoros.