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He jugado con lobos
Gabriel Janer Manila

La Galera
Reseñas de novedades El Templo#15 (abril 2010)
Por Javier Ruescas
11.764 lecturas

Este original relato de escasas 163 páginas y portada cuanto menos curiosa es el encargado de abrir la nueva colección de La Galera, Bridge. En palabras de su editora, un nuevo sello que intentará abarcar lo que en el extranjero se conoce como literatura juvenil adulta.

La novela, escrita en primera persona, sin prestar especial preocupación a la línea temporal y repleta de saltos discontinuos, nos cuenta la historia de Marcos, un niño que con cinco años fue vendido por su padre a un pastor para que se encargara de cuidar de sus ovejas en lo alto de Sierra Morena. El muchacho, solo y desamparado en el yermo paraje, permaneció allí nada menos que trece años hasta que fue descubierto por un guardabosques y regresó a la civilización. En el tiempo transcurrido aprendió a vivir y a comunicarse con los animales tal y como ya hiciera el Mowgli de Ruyard Kipling en El libro de la selva. Gabriel Janer decidió darle forma de novela a esta historia verídica tras estudiar una tesis relacionada con el suceso. Según la biografía, más tarde pudo contactar con el protagonista de tan increíble aventura para resolver las dudas que le surgieron durante el proceso.

Sin lugar a dudas, esta curiosa novela gustará tanto a jóvenes como adultos, pero es difícil determinar si quedará en la memoria como un clásico del género debido a su frugalidad. Antes de que el lector pueda llegar a conectar con el protagonista o pueda asimilar una tragedia o una victoria del muchacho, éstas han concluido o el libro se ha terminado. Y el hecho de que el texto esté compuesto por frases cortas en ocasiones sin una cohesión aparente, no ayuda a mejorar esta situación. Ahora bien, es en esta peculiaridad donde reside la característica principal del libro; y es que el relato al completo parecen ser retazos de la mente de este chico, lo que ofrece un realismo y un ritmo que de ser de otro modo, se perderían.

En conclusión, un bonito relato para devorar de un bocado, ágil, fresco, con toques amargos y dulces pero siempre reflejados con optimismo que podrá disfrutar cualquier lector que deseé perderse en las montañas durante un tiempo, independientemente de su edad.

¿Qué opinan nuestros lectores?
Pepa
2020-12-06 16:38:58
:((((
yo
2024-02-01 17:54:59
chulo