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La isla de Alice
Daniel Sánchez Arévalo

Planeta
¿Solo para adultos? El Templo#51 (abril 2016)
Por Natalia Aróstegui
4.867 lecturas

Se dice que Robin Island, una pequeña isla situada cerca de la península de Cape Cod, es el secreto mejor guardado de todo Estados Unidos. Su privilegiada posición, sus escasos habitantes y su ambiente tranquilo hacen de ella el lugar idóneo para llevar una vida relajada, lejos del ajetreo de la gran ciudad o del turismo excesivo propio de otras comunidades costeras.

Cerca de allí, Chris sufre un accidente de tráfico que acaba con su vida y que descoloca totalmente la de Alice, su mujer. Además de lidiar con la pérdida de su marido, Alice debe afrontar la posibilidad de que su matrimonio no fuera tan perfecto como creía: la carretera que lleva a Robin Island, donde ha aparecido el coche de Chris, está a cientos de kilómetros del lugar donde lo situaba el viaje de negocios que estaba realizando.

Abrumada ante esta situación, Alice se propone averiguar qué secreto le ocultaba su marido. Su investigación la lleva a descubrir que el destino de muchos de los «viajes de negocios» de Chris de los dos últimos años era Robin Island, y que regresaba de allí la noche del accidente. La obsesión que sufre Alice por descubrir el porqué de las mentiras de su marido hará que tome las medidas necesarias para dar respuesta a la pregunta que la lleva atormentando meses: ¿qué hacía Chris en la isla?

Finalista del Premio Planeta del pasado año, La isla de Alice se presenta como un thriller con gran personalidad: el misterio de la trama da pie a profundizar en un amplio elenco de personajes, y al tratamiento de temas como la pérdida y las distintas maneras de afrontarla.

Su autor ha conseguido una novela redonda en la que el misterio y los personajes van continuamente de la mano, enriqueciéndose mutuamente hasta crear una conexión en la que el desarrollo de la trama supone también la de los personajes y viceversa. Así, el lector se interna en una aventura que, a pesar de sus casi setecientas páginas de extensión, resulta amena y dulce. Los personajes secundarios, una muy conseguida y divertida réplica de la sociedad americana, complementan muy bien a la protagonista, cuya evolución a lo largo de la historia sorprende y se convierte en uno de los temas principales de la novela. Todo ello, además, está aderezado con un toque de humor que funciona muy bien con el ambiente del libro.