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Jack Piesalados
Philip Pullman

Algar
¿Solo para niños? El Templo#14 (febrero 2010)
Por El hombre que leía demasiado
7.494 lecturas

¿Había superhéroes en la era victoriana? Al parecer, sí. Según el folklore inglés, existió un curioso personaje llamado Jack Piesalados (Spring Heeled Jack), que daba grandes saltos por los tejados de Londres con un aspecto similar al de un demonio. Hubo notas en la prensa de la época sobre ese curioso fenómeno, que algunos calificaron de histeria colectiva, mientras otros afirmaban haberlo visto en carne y hueso. Fuera cierto o no, el personaje pasó a nuestros días a través de la narrativa, siendo utilizado en diferentes historias por diversos autores. Uno de ellos es Phillip Pullman, que en 1989 escribió esta novela corta, o cuento largo, que aparece ahora, por primera vez en castellano (con 20 años de retraso), en la editorial valenciana Algar.

Lo primero que llama la atención de esta obra es que casi en cada página, encontramos viñetas de cómic intercaladas entre la narración, realizadas por el excelente ilustrador David Mostyn. Este recurso, además de un buen apoyo visual para los lectores más primerizos (no olvidemos que esta obra está recomendada a partir de 10 años), está integrado de manera adecuada, sin que entorpezca en ningún momento el seguimiento de la historia.

Otro recurso curioso (y poco frecuente en la narrativa infantil) es la utilización de citas al principio de cada capítulo, de manera humorística, ya que cada cita es al mismo tiempo la primera frase de ese mismo capítulo. El escritor riza el rizo (metaliterariamente hablando) cuando en el capítulo 11 llega al grado de citarse a sí mismo y el propio libro que estamos leyendo.

En cuanto a la historia, Phillip Pullman parte de los tópicos de desventuras de protagonistas huérfanos que sufren penalidades en el orfanato y escapan, encontrándose con peligrosos personajes (como Mack Navaja) y viviendo trepidantes aventuras hasta un final positivo, pero se aleja por una vertiente divertida, sin tomarse en ningún momento en serio a sus personajes. Los mueve de aquí para allá, los cruza y los descruza, en una sucesión de encuentros y desencuentros que, por momentos, nos recuerda al vodevil más clásico. La historia es de carácter coral y hasta personajes con poco peso (como el mono o el gato que aparecen en algunas viñetas) comentan lo que piensan de lo que les pasa a los protagonistas.

En definitiva, un libro divertido que se lee en un suspiro y que puede ser disfrutado por cualquier persona sin importar la edad que tenga.

Y es que ya va siendo hora de que a Phillip Pullman se le conozca como algo más que el autor de La Materia Oscura y que llegue hasta nosotros esa otra faceta: la de creador de historias llenas de aventuras y un fino humor.