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El monstrumólogo (primera parte de la saga)
Rick Yancey

RBA
Reseñas de novedades El Templo#70 (junio 2019)
Por Marta Álvarez
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Junio de 2007. Un prometedor escritor acude a una residencia de ancianos tras recibir una llamada de su director. Le han informado de que William James Henry, uno de los internos, ha fallecido, y en su habitación han hallado una serie de diarios que quizás él podría encontrar interesantes. El escritor les echa un vistazo, pero pronto dictamina que se trata sin duda de los desvaríos de un pobre hombre senil. ¿Cómo no iban a serlo? Los diarios dicen no solo que William James Henry vivió ciento treinta y un años, algo claramente imposible, sino que, en su juventud, protagonizó una serie de escalofriantes episodios rodeado de las criaturas más espeluznantes que la mente humana pueda concebir. En otras palabras: creer en esos diarios implicaría creer que los monstruos existen… y que acechan entre nosotros.

Primavera de 1888. El joven Will Henry solo tiene tres cosas: el recuerdo de sus padres, un sombrerito y a su jefe, el doctor Warthrop, experto en monstrumología. A sus doce años, Will Henry, está acostumbrado a las visitas clandestinas al amparo de la noche y a las expediciones a oscuras en busca de criaturas que parecen salidas del mismísimo infierno. O eso creía. Pero la aventura que llamó a su puerta aquella medianoche de 1888… aquello fue el principio de la más real y terrible de las pesadillas.

En El monstrumólogo, Rick Yancey (autor de La quinta ola) narra una aventura crudísima, no solo por las vísceras y la sangre que salpican sus páginas, sino también por el tono apesadumbrado con el que Will Henry, ya adulto, rememora su infancia a través de sus diarios. De niño ya era consciente de los horrores de las criaturas que investigaba su jefe, pero la edad le ha hecho darse cuenta de que, quizás, el propio Warthrop era un monstruo en sí mismo. El doctor es el típico genio casi sin sentimientos, algo así como un Frankenstein o un macabro Sherlock Holmes.

Aunque hay escenas de acción y de gran tensión, en realidad esta es una novela esencialmente introspectiva, casi densa en ocasiones, en la que Will Henry reflexiona sobre la moral, la ciencia y las sombras que todos albergamos en nuestro interior.

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