Únicamente con leer la sinopsis de la contracubierta, el lector de Parco se da cuenta de que tiene entre sus manos una novela contundente y dura. Frases breves y reflexiones decisivas justo antes de mencionar al héroe solitario de esta historia. Parco es el mote —no precisamente consentido— de un chico que acaba de llegar a un Centro Tutelar de Menores.

Parco es reservado, pero la calle le ha enseñado cómo sobrevivir incluso en los ambientes más desfavorables. Parco está enamorado de los grupos de rock clásicos, cuyas canciones no dejan de sonar en su cabeza.

Parco es, además, un asesino.

Pero, ¿por qué lo es? ¿Qué pasaba por la mente de este muchacho cuando sentenció, de nueve puñaladas, al Topo? Puede que la respuesta tenga que ver con la mala suerte que ha tenido en la vida… o puede que se trate de un secreto que deba ser guardado a cualquier precio.

Parco, para empezar, impacta porque narra una historia intensa y que se te mete bajo la piel en tan solo ciento cincuenta páginas. Su formato es transgresor, con diálogos que no son diálogos (sin guiones, sin apuntes innecesarios) y poquísimas descripciones para una novela de ritmo vertiginoso en la que las escenas se suceden casi sin que el lector se de cuenta.

La narración es grosera, a ratos incluso barriobajera, y encaja perfectamente con el protagonista. Entre capítulo y capítulo, Sierra i Fabra coloca lo que denomina «incisos»: pequeños fragmentos de reflexiones del protagonista desde los que arroja todo su odio y tristeza, y en los que a veces regala algún recuerdo.

Los incisos se sitúan en la cabeza de Parco; los capítulos, en el Centro de Menores: un lugar de personajes variopintos, algunos buenos y otros no, que guiarán al protagonista hacia su irremediable destino.

Durante la obra, a través de los ojos de Parco, vemos un mundo sin perspectivas de futuro en el que, lo más fácil, parece rendirse. Pero sabemos que a este autor le gusta lanzar un rayo de esperanza al final. La cuestión es si Parco lo verá a tiempo, antes de cometer alguna otra locura.

Con esta novela, Jordi Sierra i Fabra se ha alzado como ganador del X Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil. Sin duda, una lectura adulta dirigida al público juvenil que sacudirá al lector desde dentro y cuyo impactante final se le quedará grabado en la memoria.