Tras las grandes plagas, guerras y terremotos que sacudieron la Tierra, esta sucumbió. Los escasos supervivientes dieron paso a otra era,esforzándose por construir un nuevo y desolado mundo. Para preservar el bien común, los nuevos líderes dividieron la sociedad en Confederaciones en las que cada habitante cumple una función concreta. En La Prueba, todo está planificado y organizado para la supervivencia, y cada ciudadano contribuye en mayor o menor medida a reparar los estragos del pasado.

Pero en medio de este nuevo orden también hay esperanza para las mentes brillantes. Cada año son seleccionados unos pocos afortunados para presentarse a «La Prueba» y así poder ir a la universidad. ¿O tal vez no tan afortunados?

El día de su graduación Cia tenía dieciséis años. Era una de las fechas más importantes y decisivas de su vida: si la escogían para pasar «La Prueba», partiría a la capital de las Confederaciones y jamás volvería a ver a su familia; de lo contrario, la colonia de Five Lakes y el oficio de jardinera serían su único e inamovible destino. Para su gran sorpresa, un consejero de la capital acudió a su graduación en persona para buscarla: había sido seleccionada.

Pero pronto descubrirá que en «La Prueba», lo que cuenta no es aprobar o suspender, sino sobrevivir.

Esta lectura nos vuelve a presentar un mundo distópico, con poblaciones divididas para preservar el orden, y una joven que deberá escoger entre su familia y su destino, e incluso enfrentarse a un poder establecido. A decir verdad uno no puede evitar sentir ligeros dejà vus con anteriores títulos del género. No obstante, Joelle Charbonneau sabrá cómo enmendar esta ligera falta de originalidad mediante personajes misteriosos y embaucadores, inquietantes incógnitas sin aparente respuesta, y una trama que poco a poco nos va desvelando que el mundo no es necesariamente justo, en una espiral sin descanso de golpes emocionales.

«La Prueba» no es algo de lo que se puede escapar. Una vez seleccionado, tu única preocupación ha de ser sobrevivir. ¿Estás preparado? En este examen no necesitarás bolígrafo ni papel, pero sí un puñado de valentía. Y recuerda: no confíes en nadie.