Jesse Oliver Aarons o Jess, como todo el mundo lo llama, es un niño introvertido y solitario que vive con sus cuatro hermanas, su madre y un padre ausente, que pasa mucho tiempo viajando por culpa de su trabajo. Jess tiene un objetivo muy claro, para el que lleva entrenando todo el verano: ganar la carrera de la escuela. Está seguro de que este año lo conseguirá. Sin embargo, la llegada de Leslie Burke, que resulta ser su vecina, trunca su sueño. Es Leslie quien gana la carrera, superando a todos los que participaban en ella. Desde ese momento comienzan una amistad que, pese a haber empezado con mal pie, progresará en una aventura fascinante.

La historia está llena de esa fantasía que nos invade cuando somos pequeños e imaginamos lugares increíbles a donde viajar y escapar de una realidad que no nos gusta demasiado. Terabithia es ese lugar creado por Leslie y Jess que les permite huir y vivir aventuras apasionantes, donde ellos son el rey y la reina. Otros personajes, como su profesora de música, la señorita Edmunds, cuya clase es un auténtico refugio para Jess, o las hermanas del chico, consiguen dar variedad al grupo de secundarios.

Un puente hacia Terabithia está llena de magia, pero también de tristeza. Trata temas como la muerte, algo que puede sorprender en una novela que aparentemente habla sobre el poder de la amistad y la imaginación. Sin embargo, la autora es capaz de unir ambos hilos y crear una bonita imagen que, pese a dejar un regusto agridulce, consigue mostrarnos que la realidad está formada por luces y sombras.

Este libro se publicó en 1977, y desde entonces ha suscitado la curiosidad de miles de lectores y de la crítica. Tuvo una adaptación cinematográfica en 2007, que le hizo verdadera justicia, pues consiguió dar más riqueza visual a un mundo fantástico que el libro deja a la imaginación del lector. Sin embargo, leer la novela merece la pena, tengas la edad que tengas. Todos hemos soñado con un lugar como Terabithia, donde refugiarnos, y, si aún no lo has encontrado, puede que esta sea la oportunidad perfecta para hacerlo.