Cuéntanos qué quieres leer y el Recomendador te dirá qué libros encajan con tus preferencias.
Química Perfecta es, e incurro en un topicazo, como la vida misma: un gran baile, un torbellino y un río que fluye suave y de repente se lanza en picado por una cascada, a veces con control y otras a la desesperada. Simone Elkeles ha sabido darle una cadencia casi perfecta a su historia; una que, como tantas otras, bebe de narraciones anteriores; y, si no, que se lo pregunten a Romeo y Julieta o, por no irnos tan atrás en el tiempo, a los personajes principales de la estupenda secuela de Dirty Dancing, Noches en la Havana.
El mundo no es perfecto y la ciudad donde se desarrolla la historia muchísimo menos: desde hace demasiado tiempo permanece dividida entre ricos y pobres. Unos se ajustan pajaritas y se enjoyan de pies y manos mientras miran para otro lado cuando intuyen que a dos metros se está librando una batalla entre bandas o se trafica con armas y droga; y otros sufren en peligroso silencio la miseria de un microcosmos humilde, limitado y estancado que los ahoga.
Britt, la chica de la historia, una niña buena de impresionantes ojos azules, vive en el Norte, el barrio de los privilegiados; y el chico, Alejandro Fuentes, Alex porque ese nombre impone más, en la zona marginal, el Sur. No deberían darse ni la hora y no deberían mirarse salvo para insultarse o despreciarse por el mero hecho de hacer valer el derecho a ese deporte internacional que llaman prejuicio; y, sin embargo, lo hacen.
Primero se chocan, literalmente, y saltan chispas poco amables que encienden algo que no es esa indiferencia natural entre Norte y Sur. Después se atreven a mirarse y lo que ven en los ojos del otro les preocupa, pero también caldea zonas del alma que necesitaban alguien a quien confiarse... Luego se meten en problemas, y ya se sabe que hacerlo en compañía forja lazos resistentes; y, por fin, se besan, la hecatombe.
Con una narración fluida, fresquísima, divertida, en ocasiones aguda, salpicada de ironía, tremendamente atrevida para ser una novela juvenil y casi siempre acompañada de buenos diálogos, Simone Elkeles nos ofrece un dulce la mar de tentador. Cierto es que el final choca por lo excesivamente romántico y edulcorado que se vuelve, pero el resto de la historia, su ritmo bien llevado, los varios tópicos típicos que aparecen, los contrastes bien contados y un combinado de personajes químicamente casi perfectos, convierten a este librito romántico juvenil en una lectura entretenida, amable, picante y bastante humana. Cuando Elkeles la pintó, se salió de los bordes del dibujo sabiendo lo que hacía.
El Templo de las Mil Puertas by El Templo de las Mil Puertas is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 España License. Based on a work at www.eltemplodelasmilpuertas.com