Resuelve el siguiente problema:

Un chico sale de la tienda de sus padres a velocidad lenta, porque no quiere llegar a la reunión que cambiará su futuro. Lleva traje y corbata y se dirige al metro con la cabeza llena de versos. Le gustaría ser poeta, pero sus padres quieren que sea médico. A fin de cuentas, se fueron de Corea para conseguirle un buen futuro, y una profesión como esta podría garantizarle una vida acomodada.

Al mismo tiempo, una chica sale de su casa a gran velocidad, porque tiene que ir a la oficina de inmigración lo antes posible. Su padre ha cometido otra estupidez, y esta va a hacer que los deporten a Jamaica, de donde emigraron cuando era una niña. El futuro que imaginaba se desmorona a cada segundo, sustituido por un país que ya no conoce.

Las trayectorias de ambos colisionan en Times Square en la mañana de este día tan decisivo para ambos, donde parece que sus futuros se escribirán de forma definitiva.

¿Qué probabilidad hay de que acaben enamorados el uno del otro al final del día?

El sol también es una estrella tiene tres voces narrativas distintas. Dos pueden parecer comunes: dos chicos jóvenes, con vidas difíciles, que comienzan a sentir cómo sus emociones se revolucionan al mirarse. Ella es lógica, él es poesía; ambos, demasiado jóvenes para definirse con términos tan cerrados.

La tercera voz narrativa se puede decir que es el universo: un narrador en tercera persona que completa los huecos de la historia y del que no vamos a decir nada más para que descubras tú mismo por qué nos ha enamorado tanto.

Las tres, gracias al estilo de la autora, sencillo pero lleno de intensidad, sostienen una historia cuyo contenido es menos original que su forma, aunque introduce temas como el racismo y la inmigración que le dan empaque. Estos son tratados de forma cercana y sutil, adjetivos que definen a la perfección todo lo que ocurre en El sol también es una estrella: la belleza de las pequeñas decisiones, la delicadeza de lo sencillo. Nicola Yoon ha puesto todo su corazón en esta historia, un canto a la vida y al amor.

Porque, a veces, no se necesita nada más que dos caminos que se cruzan para contar una historia memorable.