El viaje por Europa que Oriol y Santi habían planeado para ese verano se ve truncado por un trabajo universitario. Uno de sus profesores les manda desarrollar un proyecto empresarial, así que los amigos deciden irse al pueblo donde suele veranear Santi para decidir qué hacer. Con ellos irán los hermanos de Santi y sus padres.

 

Ya en La Arboleda, un pequeño pueblo de Tarragona, los universitarios deciden montar una empresa de excursiones y deportes de aventuras. Al principio no tienen clientes, sobre todo porque el pueblo es muy pequeño y casi no recibe visitas. Sin embargo, la llegada de un extranjero, que parece ser alemán, hará que el negocio empiece a funcionar. 

 

Pero hay cosas que no encajan; el visitante parece conocer más el pueblo y sus alrededores que ellos, incluso más que algunos de sus habitantes. Además, su llegada coincide con la noticia de que los nazis están volviendo a Europa porque son perseguidos en Sudamérica y quieren recuperar tesoros robados, que ahora mismo están perdidos.

 

Publicado primero en catalán bajo el título Tresors perduts, Ramon Homs nos introduce en una historia en la que nada es lo que parece, en la que hay que saber leer entre líneas y, sobre todo, nunca dar nada por sentado, porque a veces la lógica puede tener sus fallos.

 

La traducción al castellano tiene algunos fallos que ralentizan la lectura, aunque no lo suficiente para que el lector pierda interés en la historia. El misterio que envuelve al extranjero, la manera de actuar de los habitantes del pueblo, y las ganas de los protagonistas de satisfacer a su cliente enganchan al lector página tras página. Cada personaje que aparece mencionado en la novela es una pieza clave en este rompecabezas difícil de terminar.

 

Si te gustan las historias de misterio que te mantienen en vilo hasta el final, esta es tu novela.