Aileana Kameron es la dama perfecta... o al menos lo era hace un año, antes de que su madre fuera brutalmente asesinada por un fae. Incapaz de explicar lo que había visto, a sus espaldas se le empezó a culpar del suceso o, en el mejor de los casos, de haberse vuelto loca. Ahora, su único objetivo es encontrar a la hada que le arrebató a su madre y cobrarse su venganza, aunque para ello tenga que sacrificar su propia vida.

Esta es la premisa de la que parte Elizabeth May para su trilogía The Falconer. Aunque estamos ante un libro muy introductorio con una trama bastante lineal, la autora deja caer varios detalles que llaman la atención del lector y suponemos que se desarrollarán en la segunda parte. Pero la trama sencilla no eclipsa a los personajes principales, bien formados y con una personalidad muy marcada: Aileana es una chica fuerte y decidida, pero se deja llevar fácilmente por la rabia y la sed de venganza; Kiaran, su mentor fae, es un claro antihéroe con sus propios demonios personales, y el pixie Derrick, que vive en el armario de Aileana, pone el punto de humor —un humor en ocasiones morboso y sangriento— a la historia.

A unos personajes definidos podemos añadirles una mezcla muy bien conseguida: un Edimburgo del siglo XIX con estilo steampunk y el universo de las hadas. Y no es para menos: la autora vive en Escocia y está graduada en antropología y especializada en folclore. Y si bien en el libro aparecen hadas, olvidaos de las buenas y bienintencionadas: estas son las hadas que no pueden mentir, las que raptan al hijo primogénito de la cuna y se alimentan de los sentimientos y poder vital de los humanos. En resumen, el tipo de hadas que no querrías encontrarte en un callejón oscuro.

La última cazadora es un debut brillante y la entrada por la puerta grande de Elizabeth May, que sin duda hará las delicias de todos los lectores que disfrutaron con la saga The Iron Fey de Julie Kagawa.