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Entrevista a...

Carmen Pacheco

El Templo #21 (abril 2011)
Por Pablo C. Reyna (Cronista)
8.157 lecturas
A pesar de su juventud (nació en 1980, en Almería), Carmen Pacheco ya cuen­ta con un currículum consagrado en los premios de literatura juvenil. Estos días es noticia por el lanzamiento de En el corazón del sueño, su primera novela publicada fuera de colección.

Eres escritora de premios, con un Leer es vivir a las espaldas y hasta tres libros finalistas entre El Barco de Vapor y Gran Angular. ¿Crees que existen libros "pre­miables", o cualquier libro bueno tiene posibilidades de ganar un concurso?

Creo que las dos opciones son co­rrectas. Existen libros "premiables", es un hecho, no nos vamos a engañar. Suelen ser li­bros de gran calidad li­teraria pero que además tratan un tema de ac­tualidad, o algún proble­ma social. Cuando una editorial, que ha dedi­cado una gran inversión a la celebración del cer­tamen, premia uno de estos libros está aprove­chando la ocasión para mandar un mensaje "Esto es lo que nos preocupa, esto es lo que queremos que lean los jóvenes, etc". Creo que es positivo que de esta forma se publiquen libros que en otro caso no encontrarían lugar en las librerías porque tendrían que someterse a las leyes del mercado, que no suelen ser muy justas.

Por otra parte, "premiable" no sig­nifica "premiado". Hay tantas variables en el fallo de un jurado que es imposible formular una receta ganadora. No pue­des escribir una novela buena y esperar que sea elegida sólo porque va sobre inmigrantes o la Guerra Civil Española. Puede que haya más novelas de ese tipo, puede que los miembros del jurado de ese año estén saturados de esos temas, puede que se te vea el plumero o puede que simplemente haya un libro mejor.

Cuando yo mandé Mis­terioso asesinato en Oz al premio Leer es vivir no tenía ninguna esperanza de ganarlo, porque no es un libro con valores y la temática me parecía bas­tante disparatada para mi concepto de libro ga­nador de un premio. Al año siguiente, cuando yo misma fui jurado, me di cuenta de que probablemente el libro había ganado por eso mismo, porque era diferente. Que te quede un libro redondo y que además sea original es difícil de conseguir (si lo fuera, supongo que tendría más premios) pero sin duda es la clave para que el miembro de un jurado que ha tenido que leer muchos origina­les se decante por tu libro a la hora de elegir su favorito, que probablemente no sea el que más valores transmite o el que más adecua­do le parece para los jóvenes, sino el que mejor rato le ha hecho pasar.

Tu primer libro, Misterioso asesi­nato en Oz, trans­curre en el univer­so fantástico de L. Frank Baum. ¿Has leído otras novelas ambientadas en Oz (por ejemplo, las de Gregory Magui­re)? ¿Qué te pare­cieron? Si pudieses escribir otra novela basada en el universo de otro escritor (imagina que los derechos de autor ya han caducado, si se da el caso de que sigue vivo), ¿cuál sería?

Primero tengo que ponerme las ga­fotas de "nerd" y puntualizar: Misterioso Asesinato en Oz no transcurre en el uni­verso fantástico de L. Frank Baum sino en el intento de recreación del mismo que han llevado a cabo unos artistas lo­cos del futuro. Aclarado esto, me quito las gafotas y sigo: sí, he leído Wicked, Memorias de una bruja mala. Me parece un libro maravilloso y disfruto mucho con esas intrusiones literarias de un autor en el terreno de otro cuando se hace así de bien. La segunda pregunta me ha hecho pensar (y fantasear) bastante. Además del universo de los Hermanos Grimm y Christian Andersen (¿qué escritor no tie­ne la tentación de revisitar los cuentos clásicos?), siempre me ha atraído mucho el Londres victoriano li­terario por donde se paseaban Sherlock Holmes, Van Helsing, Dorian Grey... Pero, después de leer La liga de los hombres extraordinarios de Alan Moore, nunca me atrevería a hacer nada, porque senci­llamente no estaría a la altura. A Shakes­peare, a Lewis Carrol y a Jane Austen, que son los más "visita­dos" últimamente, no les tengo muchas ganas. Me encanta el universo paralelo en el que vive Lyra de La materia oscura de Philip Pullman, pero creo que no para es­cribir una novela basada en él sino para irme a vivir allí.

Tanto Tres veces la mujer de gris como En el corazón del sueño fueron finalis­tas de premios. También lo fuiste con un tercero. ¿Se va a publicar? ¿Qué nos puedes contar de la novela?

No hay nada firmado pero en SM están interesados en publicarlo en la co­lección Barco de Vapor el año que viene. Tengo muchas ganas de ver ese libro im­preso porque sin duda es el que más he disfrutado escribiendo y quiero compartir esa experiencia con los lectores. Como en todos los libros que he escrito hasta ahora hay aventuras y un misterio pero lo más importante son las relaciones entre los personajes. Está narrado en primera persona por el niño protagonista y si me lo pasé tan bien fue gracias a él. Cuando narras en primera persona es como si te pusieras unas gafas especiales y vieras el mundo a través de los ojos del personaje. Disfruté mucho mirando el mundo des­de los ojos de Marcos, el protagonista, y creo que eso se nota en la novela. Él está fascinado por una señora misteriosa a la que acaba de cono­cer y digamos que su amistad con ella lo lleva a meterse en un lío, pero en la trama tienen tam­bién mucho peso la relación con su ma­dre y con su herma­na Merche, y la ru­tina de Marcos en el pueblo donde vive. Me encantó poder explorar esos as­pectos a través de la visión del perso­naje y expresarme como si fuera él. Para mí leer y escri­bir son procesos por los cuales trato de entender la vida y sobre todo la rela­ción con los demás. Creo que en este libro hay mucho de eso y es la razón por la que me siento muy satisfecha con él.

 

Como bloguera desde hace años, ¿se puede hacer literatura en las redes so­ciales? ¿Cómo se las ingenia un escritor -a menudo acostumbrado a extenderse- a escribir mensajes en 140 caracteres?

Sí, claro que se puede. De hecho se han editado muchos libros, con textos extraídos de blogs e incluso de twitter (@shitmydadsays). Los textos son textos y si son buenos, es indiferente donde es­tén publicados. Respecto a la extensión, los 140 caracteres (más o menos) ya exis­tían como formato literario y se llamaban greguerías, haikus o incluso aforismos. A menudo nos creemos muy modernos y sólo hay que mirar un poco atrás para ver que no es para tanto. En mi opinión, a principios del siglo XX en las vanguardias literarias se experi­mentaron conceptos mucho más origi­nales que cualquier creación transmedia que se esté haciendo hoy. No tenían inter­net, pero las redes sociales han existido siempre. La prensa era mucho más ágil, los escritores se en­contraban en las ter­tulias, los cafés... Se favorecía el in­tercambio de ideas y todo el mundo acababa sabiendo la vida de todo el mun­do como si pudiera leerla en su muro de Facebook.

Hace poco estre­naste página web, CarmenPacheco.es. ¿Qué pueden encontrar los lectores en tu página?

Pueden encontrarme a mí, porque paso tanto tiempo conectada que pro­bablemente cuando me visiten estaré a unos pocos clics de distancia. No actuali­zo mucho el blog por falta de tiempo pero en mi twitter y mi página de facebook, que están linkados a la página, soy bas­tante activa. Curioseando un poco, tam­bién pueden echar un vistazo a mi vida pasada en internet. Cuando llevas tanto tiempo como yo utilizando el medio es difícil no dejar rastro. Me planteé ocul­tarlo y presentarme en mi página como una escritora seria centrada solo en su actividad literaria, pero hubiera sido inútil; Google es un maldito delator.

Sobre mis li­bros me gusta contar en la página anécdo­tas y curiosidades con las que comple­mentar la lectura y hasta incluyo una lis­ta de spotify con la banda sonora que he confeccionado para cada uno. También se pueden leer en mi página los artículos sobre ciencia ficción que escribo para la revista Redes. Creé la web para estar en contacto con mis lectores y de momento está siendo una experiencia muy gratificante. Animo a quien le apetezca a que se pase por allí y salude.

Además de novelas, también escribes artículos para la revista de divulgación científica Redes. ¿A qué se debe esta afición, y cómo ha influido en tu trabajo?

La colaboración con Redes se la debo a mi antiguo blog, egoismo.com. A través de él entablé amistad con otra bloguera que solía comentarme y a la que le gustaba cómo escribía. Años más tarde le encargaron la edición de la revista del programa Redes y se acordó de mí. La ciencia ficción es uno de mis géneros li­terarios preferidos y para mí es un honor y un placer poder compartir mis opinio­nes, mis teorías, mis preferencias... En una conversación de más de diez minu­tos conmigo, es difícil que no acabe ha­blando enfebrecida de algún libro o pe­lícula de este género (si me lo impide el contexto, me limito a pensar en ello di­simuladamente). Soy como esa gente que se emociona discu­tiendo de política en los bares, pero con la ciencia ficción. Así que hacerlo profesio­nalmente y que ade­más me paguen por ello es un sueño he­cho realidad.

Aunque a menudo di­ces que no sabes ven­derte, es irónico que también te dediques a la publicidad. ¿Qué tiene la profesión de escritor de publicista y viceversa?

Hay muchas similitudes, como de­muestra el gran número publicistas que se ha cambiado de bando. Cuando uno lleva muchos años trabajando como crea­tivo desarrolla una gran facilidad para generar ideas, que es una fase muy im­portante de la escritura. Creo que pocos escritores que sean o hayan sido también publicistas sufran el síndrome de la pági­na en blanco. A mí, por lo menos no me ha pasado nunca y no porque tenga una imaginación privilegiada de nacimiento sino porque llevo años y años entrenada para generar ideas a diario, en grandes cantidades, ideas de usar y tirar, ideas que mueren constantemente e ideas que después de muchas transformaciones se convierten en anuncios y dejan de ser tu­yas. Tengo el pensamiento lateral hiper­desarrollado y también tengo el hábito de preguntarme siempre a qué público me estoy dirigiendo, ¿cómo puedo darle lo que quiere y al mismo tiempo llamar su atención cuando está siendo bombar­deado por productos muy parecidos en­tre sí? Todo esto es muy útil a la hora de sentarse a escribir y para los publi­cistas es tentador pensar en llevar por fin a cabo una idea que tendrá que pasar por otras manos pero que seguirá siendo suya una vez que vea la luz. Eso sí, el resto de fases no se parece en nada a la publicidad: la disciplina, la paciencia, la introspección...

Por otro lado, creo que cada vez más escritores toman prestados recursos de la publicidad. A veces me sorprendo encontrando en medio de una narración frases cortas muy efectistas que parecen más propias de una valla publicitaria que de una novela. Y también el hecho de pensar en el libro como un producto o incluso una franquicia. Esto es especial­mente habitual en la literatura infantil y juvenil.

 

¿Cuáles han sido tus principales in­fluencias literarias y cuáles tus libros favoritos? ¿Y en literatura juvenil en concreto?

Mi eclecticismo en lecturas roza casi la esquizofrenia literaria, pero es que siento la necesidad de pasar de un extremo a otro, terminar una novela de ciencia ficción hard de Dan Simmons, por ejemplo y pasarme a Virginia Woolf. Creo que esta mezcla delirante es precisamen­te lo que me influye y así surgen cosas como Misterioso asesinato en Oz, donde hay ciencia ficción, un toque victoriano y mucho de las novelas de Agatha Chris­tie que devoré de pequeña. Me encanta la novela negra, sobre todo si la escribe Raymond Chandler, la novela de miste­rio, la fantasía hard, la ciencia ficción (todos los subgéneros), las novelas de es­pías (Graham Greene y John Le Carré son dos de mis escritores favoritos), y todo lo que ha escrito para niños y adultos Roald Dahl. También me gustan mucho las escri­toras Karen Blixen, Katherine Mansfield, Dorothy Parker, Carson McCullers, Nancy Mitford, Clarice Lispector... Sé que un li­bro me está gustando si estoy deseando terminarlo para leerme la vida de su es­critor en wikipedia (no me dejo hacerlo antes, es una manía). Como libros prefe­ridos siempre he citado El guardián entre el centeno de J.D. Salinger y La campana de cristal de Sylvia Plath porque los dos llegaron a mi vida en momentos difíciles y fueron lecturas que me ayudaron mu­cho. El problema es que hace un par de años me los encontré a ambos en la mesa de un Urban Outfitters y que tus libros preferidos los vendan en una tienda de ropa moderna te da qué pensar. Así que a partir de esta entrevista los cambiaré por El corazón de las tinieblas de Jose­ph Conrad, Cerca del corazón salvaje de Clarice Lispector y El corazón es un ca­zador solitario de Carson McCullers que me parecen muy dignos sucesores y que además explican un poco el título de mi último libro.

¿Cómo valoras el panorama de literatu­ra juvenil actual?

¿Pero y esta pregunta? ¿Es una pre­gunta trampa? ¡He revisado entrevistas anteriores y a ningún escritor le habéis hecho una pregunta tan difícil! No puedo valorar el panorama actual por la sencilla razón de que no tengo una perspectiva tan amplia. Puedo decir lo que cualquier lector observa al entrar en una librería: que el ritmo de publicación es frenético, la promoción y la inversión en publicidad tiene demasiado peso, el público adoles­cente es exigente o conformista en as­pectos poco predecibles... Pero en todo esto intervienen factores positivos y ne­gativos y no soy capaz de englobarlos en un balance general. Lo que he dicho no son más que obviedades que podrían re­sumirse en que las leyes del mercado son crueles y los jóvenes complicados, pero eso ya lo sabemos todos.

¿Estás trabajando en nuevos proyectos literarios? ¿Qué nos puedes contar de ellos?

Puedo contar que estoy preparan­do un proyecto para una editorial nueva, que todavía es un proyecto en sí misma. Se trata de una novela para adultos, y aunque el público de esta esta revista entenderá bien el contexto, me gustaría que cuando aclaro eso de "para adultos" no sonara como si fuera a escribir una novela porno. Tampoco es mi intención "dar el salto" o "evolucionar" ni ninguna de esas expresiones con las que sin que­rer nos suelen ofender a los escritores de literatura infantil y juvenil los perio­distas que la consideran un género me­nor. Me siento muy cómoda escribiendo para niños y para adolescentes y espero no dejar de hacerlo nunca. Pero al igual que mis lecturas preferidas se engloban indistintamente en una categoría y en otra, me siento incapaz de limitarme a escribir para un público basándome sólo en su edad.

¿Alguno de tus libros publicados tendrá continuación?

Pues depende de que En el cora­zón del sueño funcione como se espera, pero la idea que tenemos la editorial y yo es publicar dos libros más dentro del mismo arco argumental, que formarían la trilogía De los que duermen. Yo estoy muy emocionada con el proyecto y con las tramas que tengo pensadas para el segundo y el tercer libro. Creo que me quedan por explorar y desarrollar aspec­tos muy interesantes sobre el mundo de los sueños, tanto desde un punto de vista conceptual como narrativo.

Por otra parte, los personajes de Misterioso asesinato en Oz siguen vivien­do todo tipo de aventuras en mi cabeza. Y no sólo ellos, todo ese universo de co­lonias futuristas evoluciona y se expande continuamente sin que yo tenga tiempo de llevarlo al papel. Es un proyecto a lar­go plazo, pero estoy segura de que algún día esas ideas verán la luz.