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Entrevista a...

Elia Barceló

El Templo #46 (junio 2015)
Por Nerea Marco y Carlota Echevarría
5.939 lecturas
Elia Barceló vive en Innsbruck (Austria), donde da clases de Literatura Hispánica, Estilística y Literatura Creativa en la universidad. Empezó a hacerse conocida gracias a sus novelas de ciencia ficción para adultos, e irrumpió en la literatura juvenil en 1998 al ganar el Premio Edebé con El caso del artista cruel. Desde entonces ha publicado más libros para jóvenes como Cordeluna, con el que volvió a ganar el Premio Edebé, Hijos del clan rojo o Por ti daré mi vida, su novela más reciente.
«Estoy convencida de que si a las personas se las enseñara desde muy pequeñas a poner en palabras lo que sienten y piensan, habría menos violencia».

Has escrito muchos libros para jóvenes y has tenido mucho contacto con ellos. ¿Qué crees que es lo que más les gusta encontrar en los libros? ¿Hay algún aspecto que te parezca clave?

Hablando con jóvenes en muchos de los encuentros que hemos tenido, un tema que aparece con frecuencia es el amor. Lo encuentro lógico porque ellos están en la edad ideal para descubrirlo, para tener las primeras experiencias, para hacer proyectos y fijarse metas, para aprender. Vamos, lo que antes se llamaba la «educación sentimental» de las personas jóvenes y que ahora parece que se ha dejado en manos de los guionistas de películas estadounidenses, con el consiguiente desastre, ya nuestros jóvenes no viven en Estados Unidos ni piensan como los adolescentes de allí y, sin embargo, tratan de copiar comportamientos que les son ajenos.

Como para mí el amor es uno de los temas centrales, tanto en mi obra juvenil como en mis novelas para adultos, los lectores jóvenes y yo nos entendemos bien, aunque yo no escribo siempre sobre amores románticos y con final feliz. Yo lo que quiero es pasarles la idea de que el amor es el motor del universo (entendiendo el amor del modo más amplio posible, claro) y que puede funcionar si uno pone trabajo, alegría y entusiasmo. Y si no se deja amilanar enseguida por las dificultades. Muchos jóvenes creen que todo amor termina necesariamente, que las relaciones tienen fecha de caducidad, como los yogures; y no es verdad. Pero hay que ser capaz de luchar por lo que uno desea, y no siempre es fácil.

Es posible que en las novelas los lectores, a través de la identificación con los personajes, busquen precisamente esas formas de vencer las dificultades, ya que en la vida de todos los días lo que suelen ver es que la gente se traiciona, se separa, se hace daño mutuamente. La lectura siempre ha servido para ofrecer modelos y para aprender en cabeza ajena.

En 1998 ganaste el premio Edebé por El caso del artista cruel y desde entonces has seguido escribiendo libros para jóvenes. ¿Cómo ha cambiado la literatura juvenil desde tu punto de vista de autor?

Desde mi punto de vista ha habido dos cambios importantes, uno muy positivo y otro bastante negativo.

El positivo es que hay mucha más libertad y muchas más posibilidades para escribir novelas diferentes, arriesgadas, que tratan todo tipo de temas con más claridad y dureza de lo que se permitía hace un par de décadas. Ahora también podemos escribir novelas fantásticas y de terror sin temer que nos las rechacen. Los editores se han dado cuenta de que son temas que gustan a los jóvenes y han aprendido también que ambos géneros son importantes para el desarrollo de los adolescentes. Las asociaciones de padres y madres son las que no lo tienen tan claro, probablemente porque muchos de ellos nunca han leído estos géneros y temen que influyan negativamente en sus hijos e hijas. Deberían reflexionar sobre la famosa cita de G. K. Chesterton ?«Fairy tales do not tell children the dragons exist. Children already know that dragons exist. Fairy tales tell children the dragons can be killed». (Los cuentos de hadas no les dicen a los niños que los dragones existen. Los niños saben muy bien que los dragones existen. Lo que los cuentos de hadas les dicen a los niños es que se puede matar a un dragón)? y darse cuenta de que la catarsis es muy importante para los humanos. Es una gran cosa leer una novela donde, a pesar de los monstruos (del tipo que sean) al final son vencidos, aunque sea a un alto precio. Se aprende para la vida.

El cambio negativo al que me refería más arriba es que muchas editoriales que antes se preocupaban sobre todo de cribar para publicar buenos libros, literatura en fin, han decidido que, como hay que sobrevivir económicamente, sale muy rentable publicar lo que ellos creen que los jóvenes quieren leer, independientemente de su valor literario. Por eso han inundado el panorama juvenil de novelas (en español original o traducidas) facilonas, cursis, tan incoherentes como la mayor parte de películas «para público juvenil», que ni siquiera están bien escritas ni tienen una mínima riqueza léxica ni una leve complejidad sintáctica. Novelas que funcionan sin conjunciones y están llenas de vaciedades y clichés del tipo: «Lo miró. Se perdió en sus ojos, azules como el mar. ¡Era tan guapo!».

Hasta cierto punto es lo que ha pasado con muchos programas de televisión: cada vez son de peor calidad porque la gente los ve; cuanto más malos son, más audiencia tienen ?dicen? y por tanto, cuanto más baja la calidad, más público. Pero yo estoy convencida de que la gente disfruta más con los buenos programas. Solo ven los malos porque no hay otros.

Eso es lo que deberíamos evitar en la literatura, tanto en la que se escribe para jóvenes como en la destinada a adultos.

 

Fuiste la primera mujer en obtener el Premio UPC, el más importante de España y uno de los principales de Europa en ciencia ficción. ¿Cómo ves el panorama actual de la literatura de ciencia ficción en España?

Lo veo muy bien, aunque no hay que olvidar que yo soy una optimista de nacimiento. Cuando yo empecé en la ciencia ficción, el género era sobre todo anglosajón y los aficionados (aún no existía la palabra «fan», ni mucho menos «frikie») éramos conscientes de ser muy pocos y muy raritos. Como no había redes sociales, solo estábamos unidos por algunas revistas y fanzines donde publicábamos cartas o escribíamos nuestros relatos y recibíamos opiniones sobre ellos. La publicación de una novela de un autor español era un acontecimiento y se podía contar con los dedos de una mano. Yo era casi la única mujer que escribía y publicaba regularmente en España, cuando en Estados Unidos y en Gran Bretaña había cantidades de buenas autoras femeninas. Ahora, sin embargo, ya no da tiempo a leer todo lo que se publica de ciencia ficción en un año, hay tanto que no resulta posible; el número de fans ha aumentado enormemente; hay muchísima gente que no lee ciencia ficción, pero va a ver películas y ya no nos miran por encima del hombro por culpa de nuestros gustos. Cada vez hay más interés por las distopías y la reflexión sobre futuros posibles, mundos paralelos, ucronías, temas como clonación, seres artificiales, desastres ecológicos, etc. Todo lo que forma parte de la literatura prospectiva. Y cada vez hay más mujeres que escriben ciencia ficción. Yo creo que vamos por muy buen camino, aunque muchos compañeros quisieran que todo avanzara más rápido.

De todos los premios que has recibido, ¿alguno ha tenido especial importancia para ti?

Cada premio tiene su importancia y todos hacen muchísima ilusión, pero ese que habéis nombrado antes, el Premio internacional UPC fue muy importante para mí en su momento porque supuso la confirmación de que se me tomaba en serio como escritora, que servía para escribir ciencia ficción. Piensa que lo gané siendo mujer, y siendo española. El segundo premio fue para un novelista estadounidense ?Alan Dean Foster? ¡que además era el guionista de Alien!

El Premio Gabriel, en 2007 también fue muy bonito porque es el reconocimiento de colegas y lectores a toda mi obra dedicada al fantástico.

Los Premios Edebé representaron, en la parte de la literatura juvenil, lo mismo que el UPC para la ciencia ficción: que soy capaz de escribir novelas que interesan a los jóvenes, cosa que me hace una ilusión enorme.

Y el más reciente me hace muy feliz: el Premio Celsius 2014 a la mejor novela de ciencia ficción, fantasía o terror publicada en España durante el año, a Hijos del clan rojo, el primer volumen de Anima Mundi, mi trilogía juvenil de ciencia ficción.

En los últimos años hemos visto cómo en la literatura juvenil se colaban algunos retellings de obras clásicas de la literatura universal, como Orgullo y prejuicio o los de cuentos de hadas. En Cordeluna podemos encontrar un retelling del clásico español El Mío Cid. ¿Cómo surgió la idea para esta novela?

Yo soy muy aficionada a algunas obras de la literatura medieval y siempre me ha dado lástima que los estudiantes no las disfruten porque tienen la idea de que deben de ser pesadísimas (muchas veces porque los profesores tampoco están muy entusiasmados y no consiguen transmitirles un entusiasmo que ellos mismos no sienten).

A lo largo de mi vida como profesora universitaria he hecho varias veces un curso (aquí tenemos sistema de semestres) sobre el Poema de Mío Cid. Todas las veces ha salido estupendo. A riesgo de parecer muy poco modesta, puedo decir que siempre he conseguido que la mayor parte de mis estudiantes disfrutaran de la obra, de la época, de la manera de vivir y pensar de los personajes.

Por eso, cuando se me ocurrió la parte de la historia de amor en la Edad Media pensé de inmediato colocarla en la época del Cid Campeador, ya que había leído mucho sobre ese tiempo y estaba ya bastante documentada. Además, pensé que sería una buena forma de estimular a los lectores (y a sus profesores, quizá ;-)) a que profundizaran un poco más en el Poema.

La mayor parte de lectores aficionados al fantasy o a las obras de espada y brujería encuentran normal que las novelas estén ambientadas en Inglaterra. Yo quería demostrar que nosotros también tuvimos Edad Media, y brujería, y batallas y conjuros y maravillosas historias de amor. No todo tenemos que importarlo de países angloparlantes.

 

Desde 1981 vives en Innsbruck, donde trabajas como profesora de Literatura Hispánica, Estilística y Literatura Creativa. ¿Es la Literatura Creativa una asignatura muy demandada en las universidades en Europa? ¿Crees que debería estar más presente en las españolas?

La cosa suele depender de si en la universidad en cuestión hay algún profesor capaz de impartir esa asignatura; no en todas partes hay un escritor profesional a mano. En muchos sitios se hacen varios cursos de escritura en la lengua que aprenden, a diferentes niveles, pero no se trabaja particularmente la creatividad de los estudiantes. En mi caso, yo enseño dos cursos, uno para estudiantes de nivel B2 y otro para C1/C2, que son realmente talleres literarios, aunque tengo que confesar que no siempre todos los estudiantes quieren aprender a escribir literariamente. Pero casi todos disfrutan mucho con lo que hacemos porque escribir no es solo un trabajo pesado que hay que hacer para que te pongan una nota; escribir es explorar tu interior, aprender a observar y luego poner en palabras el mundo, crear personajes y relaciones que no existían antes de que tú los inventaras...

Creo que debería estar más presente en toda educación porque escribir es expresar el pensamiento, los sentimientos, las emociones... aprender a que lo que está dentro ?nebulosamente? salga al exterior con claridad, con precisión, y otras personas puedan entonces comprenderlo. Estoy convencida de que si a las personas se las enseñara desde muy pequeñas a poner en palabras lo que sienten y piensan, habría menos violencia, porque en muchas ocasiones la violencia nace de la incapacidad de decir lo que a uno le pasa. Cuando ves que no te entienden, que no eres capaz de hacerte comprender, te pones nervioso, gritas y al final pegas o rompes cosas.

También es muy importante enseñar a los niños a ordenar su pensamiento, a argumentar sus opiniones, a protestar educadamente... a mil cosas necesarias. Muchas veces uno no sabe realmente lo que piensa de un tema hasta que lo escribe; al escribirlo, te ves obligado a reflexionar, ordenar y juzgar tus propias ideas.

Hemos leído que siempre escribes tus novelas en castellano, pero que sueles corregir tú misma sus traducciones al francés, alemán, italiano, inglés y catalán. ¿Hay alguna traducción que te haya hecho especial ilusión?

Sí, siempre lo hago así, y no porque no me fíe de mis traductores, que suelen ser excelentes profesionales, sino porque me gusta leer mi texto en otra lengua y darme cuenta de cómo suena y de si han sido capaces de superar algunas de las dificultades del texto original.

Recuerdo con mucha ilusión la traducción alemana de El vuelo del Hipogrifo porque hay una parte realmente difícil para una lengua que tiene posesivos de género y, sin embargo, la traductora ?Stephanie Gerhold? lo hizo maravillosamente bien. Igual que supo salir airosa de todas las partes donde yo juego con diferentes tradiciones literarias y pongo fragmentos al estilo de la novela pastoril del siglo XVI, por ejemplo, o de novela de zombis o de otras cosas poco habituales en una novela convencional. Ella los tradujo a la perfección.

Y de vez en cuando pasan cosas muy simpáticas, como en la traducción brasileña de Cordeluna, cuando la traductora escribe para «después de desayunar » «depois do café da manhá», que es como se dice hoy en día «desayunar » (el café de la mañana), pero yo no podía dejarlo así ¡porque Cordeluna sucede en el siglo XI, cuando no existía el café en Europa!

Aparte de España, ¿cuál es el país en el que más te leen?

Alemania, sin lugar a dudas, seguido por Holanda y Escandinavia. En Alemania, ignoro por qué, parece que los lectores contactan muy bien con mis historias.

Además de escribir novelas para jóvenes y adultos, también has participado en libros de relatos como 21 relatos contra el acoso escolar (2008), Bleak House Inn. Diez huéspedes en casa de Dickens (2012) y Mañana todavía. Doce distopías para el siglo XXI (2014). ¿Qué te atrae de los libros de relatos con varios autores?

Por extraño que parezca, lo que más me atrae es que hay ciertas reglas que cumplir y luego, cuando sale el libro, ves cómo lo han resuelto los otros escritores. En ocasiones acepto este tipo de retos porque encuentro atractivo que me digan: «tienes x páginas para escribir un relato que trate de un pacto diabólico en la actualidad» (pongamos por caso, como sucedió el año pasado con un libro digital llamado 666. Seis relatos del demonio; seis escritoras tratando el mismo tema). Seguramente nunca se me hubiera ocurrido sin ese impulso externo. Por eso este año me he comprometido para dos más: uno de ciencia ficción espacial y otro sobre mujeres artificiales.

Creo que, salvando las distancias, es lo que les pasa a los poetas con los sonetos. Todo poeta ha escrito o querido escribir algún soneto en su vida porque el tema es totalmente libre, pero la forma es la que es, y así puedes demostrar lo que sabes hacer con una estrofa clásica que ha dado maravillas al correr de los siglos.

 

Para leer Por ti daré mi vida, ¿crees que es mejor estar familiarizado con la mitología griega o ir descubriendo la historia original a medida que lees el libro? ¿Cómo surgió la idea para la novela?

Creo que se disfruta de forma diferente. Si a uno ya le gusta la mitología griega, es un placer ir descubriendo quién es quién. Si uno no la conoce, el misterio aumenta y lo va descubriendo poco a poco; aparte de que siempre puede meter en un buscador de Internet los nombres que yo doy, o las insinuaciones que hago y enterarse, después de buscar un poco, como un auténtico detective.

La novela surgió porque fuimos a la ópera en Viena, a ver Alceste, de W. Gluck, una obra no tan conocida, que trata del mito griego de Alkestis (que escribió Eurípides en el cuatrocientos y pico antes de Cristo). A medida que se desarrollaba la obra, yo iba teniendo claro que la historia era preciosa pero con toda la parafernalia antigua el público actual (o los eventuales lectores actuales) no contactaban como deberían. Entonces se me ocurrió hacer una versión moderna y este es el resultado. La verdad es que en Austria y Alemania, donde ya he hecho bastantes lecturas públicas, los lectores me dicen que se identifican perfectamente con los personajes y su situación.

En 2010 cerraste tu blog, aunque ahora podemos encontrarte en Twitter. ¿Cómo afectan las redes sociales a tu trabajo hoy en día?

El blog al que te refieres estaba en la página web de la editorial Edelvives y de hecho fueron ellos los que me animaron a llevarlo y me ayudaban con las ilustraciones y demás. Luego decidieron cerrarlo y cambiar de imagen y yo lo dejé, claro.

El año pasado volví a empezar un blog propio pero me pasaron muchas cosas en muy poco tiempo ?profesionales y privadas? y no pude mantener la periodicidad, pero no descarto retomarlo porque a lo largo de aquellos tres años me di cuenta de que me gustaba la posibilidad de escribir sobre cosas que me parecen importantes y compartirlas con lectores y amigos.

Ahora estoy en Twitter y la verdad es que me gusta la interacción y me entero de muchas cosas interesantes, pero no lo uso realmente como herramienta de trabajo. Claro que anuncio cuándo voy a estar en algún colegio o cuándo voy a presentar un libro a alguna ciudad, pero lo uso más como instrumento privado para relacionarme con gente interesante, sin que importe su edad, nacionalidad, sexo, si leen mis novelas o no. Si alguno de los lectores de esta entrevista quiere ponerse en contacto, mi nombre en Twitter es Elia_Barcelo y estaré encantada de recibirlos en mi TL y charlar con ellos de mil cosas.

Por ahora Hijos de las estrellas solo ha salido en formato electrónico. ¿Sabes si la editorial tiene intención de publicarlo en papel más adelante?

Si los he entendido bien (nunca se sabe), dependerá de las ventas de libro digital y de la reacción de los lectores de los dos primeros volúmenes en redes sociales. Si tienen la sensación de que hay interés, entonces sí lo harán. De modo que, ánimo, chicos y chicas, si os interesa Anima Mundi, empezad a decirlo por ahí, hasta que lo oigan ;-)

Muchas gracias, Elia.

¡Gracias a vosotros! Me ha hecho mucha ilusión que me entreviste El Templo de las Mil Puertas, cuando a mí me han llamado más de una vez La Dama de los Mil Mundos (desde que Ricard Ruíz lo dijo hace un par de años en Babelia) ;-)