¿Te ha resultado difícil volver a Carabanchel Alto, después de más de diez años de parón?
Difícil no, pero he tenido que recordar el tono, así que tuve que releer algunos pasajes de los anteriores, porque había muchos detalles que no recordaba. Los lectores de Manolito se los saben mejor que yo... Pero en cuanto escribí dos páginas ya estaba dentro.
Los personajes han crecido unos años en esta nueva novela. ¿Cómo ha cambiado la juventud desde el anterior título a este? ¿En qué le ha cambiado a Manolito —Manolo— la adolescencia, además de en el físico?
Yo no creo que haya cambiado mucho. Sigue siendo inocente y perspicaz, las dos cosas a la vez, aunque no parezcan cualidades complementarias. Para mí ha sido más fácil porque él tiene ya más recursos verbales y puedo poner en su boca pensamientos más complicados. Pero el carácter es exactamente el mismo. ¡Sólo tiene doce años! Antes de escribir un Manolito con 16 años creo que le haría crecer del todo.
El personaje de la escritora vuelve a la carga en este nuevo libro. ¿Crees que podrás contentar a Cata alguna vez? ¿Cómo es la experiencia de participar como personaje en tu propia historia?
No, la familia García Moreno está convencida de que la escritora no se ha portado bien con ellos, siendo ellos el material de su obra. Siempre esperarán una recompensa por la popularidad de estas historias.
Con tu nuevo estilo de vida ¿hay algún Manolito en Nueva York en vista?
No, a no ser que Manolito se haga mayor, no lo sacaré de Carabanchel: es su territorio y quiero mantenerlo en su mundo.
Mejor Manolo llegó cuando nadie creía que habría un nuevo Manolito, y lo ha hecho con Seix Barral, en vez de con Alfaguara. ¿A qué se ha debido este cambio?
Porque en Seix tengo una relación muy fluida con mi editora y creo que eso es esencial en la relación entre el escritor y la editorial. Más que cualquier otro factor. Los editores deben estar en permanente conversación con sus autores.
Tu libro Lugares que no quiero compartir con nadie nos lleva a la ciudad de los rascacielos. Aquí es donde pasas gran parte del tiempo, pero Madrid es tu otra ciudad. ¿Te animarás a escribir un Lugares que no quiero compartir con nadie madrileño? ¿Qué rincón de tu Madrid nos recomendarías primero?
Sí, lo he pensado. Y me gustaría hacerlo porque adoro Madrid, a pesar de todo. ¿El primer sitio que se me viene a la cabeza? Cualquier barra de bar en el corazón de Madrid, por Chueca o por Malasaña.
¿En qué proyecto estás trabajando ahora? ¿Tienes algún nuevo proyecto juvenil a la vista?
He escrito un guión de una historia que transcurre en Nueva York y es ahora cuando lo rodamos. Empieza a rodarse en un mes y voy a estar involucrada en todo el proceso.
Disfrutamos mucho con tus artículos para prensa. ¿Cómo es el proceso de escritura de tus artículos, y en qué se diferencia de tu rutina de escritora de novela?
No es sencillo escribir dos artículos a la semana. Me obliga a leer mucha prensa, lo cual me gusta, pero también me provoca grandes cabreos matutinos tal y como está el patio. Si tengo una idea ya no hay problema, me doy dos o tres vueltas por la calle y pienso en el desarrollo. Lo terrible es encontrar esa idea... Los artículos han de montarse con una mezcla de chispa y disciplina. Como sabes que tienes una hora límite no puedes lloriquear pensando que no se te ocurre nada. Hay que hacer algo. Lo que sea. Y a veces esos artículos de lo que sea son los mejores. Lo que importa es no ser tedioso. El peor artículo es el artículo aburrido.
Tienes un blog activo y un Twitter que actualizas a diario. ¿Te sientes más próxima a tus lectores habituales o te ha abierto a un nuevo público?
A mí me vienen bien las redes sociales porque me permiten tener un contacto sin moverme de casa... Yo no puedo andar de aquí para allá porque me descentro. Con lo cual, esto de sondear cada semana la opinión de los que me leen es ventajoso para mí. Y me dan muchas muestras de cariño que siempre viene bien porque este oficio está lleno de tensiones y polémicas.
En Mejor Manolo no faltan referencias a nuestra época como la imputación de Urdangarin. ¿Cuánta opinión de Elvira Lindo hay dentro del libro? ¿Qué te hubiese gustado decir y te has contenido las ganas?
En el libro el personaje ha dicho lo que quería. No soy yo la que hablo. Eso sí, te confieso que Manolito se parece mucho a su autora, por eso me divierto tanto escribiéndolo, porque analizo todas mis neurosis gracias a él y creo que esta disección me resulta beneficiosa.
Emilio Urberuaga también repite como ilustrador en este Mejor Manolo, y reilustra los anteriores. ¿Cuál es tu relación con él? ¿Capta los personajes como los imaginas?
Emilio es más que un amigo para mí, es como un hermano. Él, su mujer, sus hijas... Él es el creador de la imagen de Manolito. Ya no se puede concebir al personaje de otra manera. Ni yo lo concibo de otra manera.