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Entrevista a...

Holly Bourne

El Templo #80 (febrero 2021)
Por Daniel Renedo
1.365 lecturas

¿Sabías que...?

  • Holly Bourne acostumbraba a escribir gran parte de sus novelas de camino a su trabajo en Londres.
  • Antes de dedicarse por completo a la escritura, se dedicó al periodismo —sector en el que fue nominada a distintos premios— y trabajó en una asociación para jóvenes aconsejando sobre relaciones y salud mental.
  • Holly ha escrito un total de once novelas: nueve juveniles —entre las que, publicadas en castellano, se cuentan la trilogía de El club de las solteronas; su novela debut, Dos almas, y su novela más reciente hasta la fecha, Los lugares que me han visto llorar— y dos adultas (no traducidas). Además, ha formado parte de Floored, una novela colaborativa a seis voces que escribió junto a otras cinco renombradas autoras británicas de literatura juvenil.
  • Cuando cumplió los treinta, escribió su primera novela adulta, How Do You Like Me Now?, con la intención de examinar la presión que la sociedad ejerce sobre las mujeres, en especial, una vez llegan a dicha edad.
  • Recientemente ha creado una campaña —que ha resultado ser todo un éxito— para ayudar a las pequeñas librerías británicas a sobrellevar la situación derivada de la pandemia: #SignForOurBookshops

 

Muchos de tus títulos son preguntas, casi como si se tratase ya de una marca personal. Ahora bien, para ti, Holly Bourne, hoy por hoy, ¿qué dirías que es «ser normal» (si es que eso existe)? y ¿qué es amor o, quizá más importante, qué no lo es? 

¡Preocuparse por no ser normal creo que es algo bastante común! Y, en lo referente al amor, tengo la sensación de que el hecho de querer que nos quieran y que nos vean tal y como somos es un deseo bastante «común» entre los seres humanos. Eso es precisamente lo que el amor verdadero significa para mí. Mientras que el amor malsano es aquel en el que dices querer a la otra persona y, al mismo tiempo, haces que se sienta culpable y avergonzada de ser quien es, procurando que pedacitos de ella se erosionen.

En 2013, se publicó tu novela debut, Dos almas. En estos pocos años, la sociedad y la literatura juvenil han evolucionado mucho. ¿Cambiarías algo de lo que has escrito? ¿Hay algo que tú misma hayas tenido que desaprender?

Nunca releo ninguno de mis libros una vez publicados ya que me resulta demasiado insoportable. Y la principal razón de no hacerlo es que se supone (y eso espero) que, con cada libro, una siempre crece y aprende y mejora. No me cabe ninguna duda de que, igual que la sociedad ha ido progresando a lo largo de los últimos diez años, esto puede haberse visto reflejado en mi obra.

La influencia de escritoras británicas brillantes y desternillantes, como Louise Rennison o Caitlin Moran, es más que evidente en tu obra. ¿Qué les dirías a aquellos que siguen diciendo que las mujeres no son graciosas?

Les diría que solo una vez en mi vida me he meado literalmente de la risa, y fue una mujer quien contó el chiste.

¿Cómo afecta a una escritora británica la brecha que existe entre la industria editorial de Reino Unido y la de Estados Unidos?

El mercado estadounidense es tan enorme e influyente que puede llegar a dominar el panorama editorial al completo —especialmente en lo que a literatura juvenil se refiere—. Sé que soy muy afortunada de seguir escribiendo juvenil hoy por hoy, cuando da la sensación de que solo los libros escritos por autores estadounidenses pueden petarlo. Procuro no pensar en nada que tenga que ver con «la industria» o «los mercados» cuando estoy escribiendo, y simplemente hago por contar la verdad acerca de las vidas de mis personajes. ¡Y parece que de momento me funciona!

Es bien sabido que bastantes de las cosas que ocurren en tus libros —sobre todo en la trilogía de El club de las solteronas— son experiencias personales. ¿Intentas poner algún tipo de distancia (para protegerte) cuando se da el caso o te dejas llevar por aquello que sientes que es lo mejor para la historia?

Nunca he escrito nada puramente autobiográfico, ya que eso sería muy extraño. Pero sí que hay fragmentos de mí esparcidos por todos mis libros —un buen chiste que escuché a alguien contar, una receta de huevos revueltos, Easter eggs escondidos en la prosa para que mi prometido los encuentre—. Y solo me permito escribir sobre las partes de mi vida más serias y oscuras una vez he tenido el suficiente tiempo para digerirlas, de forma que pueda hacer justicia a los temas sin ningún tipo de sesgo.

Muchas de esas experiencias contienen emociones negativas que surgen del machismo inherente a nuestra sociedad. Sabemos que abogas a favor del poder del enfado y de que estar enfadada no implica no poder seguir riéndose y disfrutando de la vida. ¿Cómo podemos encontrar fuerza en nuestra rabia para seguir luchando sin poner en peligro nuestra salud mental (como le ocurre a Lottie en ¡Lucha como una chica! o a April en Pretending)?

Hace poco hice un curso en asesoramiento en el que mi tutor/a me explicó que la risa es en realidad una estrategia de gestión de la ira genial. Hay algo muy empoderador en el hecho de ser capaz de burlarse y reírse de aquello que te está haciendo sentir emociones extremadamente fuertes. Es por eso por lo que trato de escribir libros divertidos sobre temas difíciles, porque creo que es una forma muy efectiva de conseguir que los lectores se comprometan con cuestiones serias, sin que estas les desmoralicen en exceso. En lo que respecta a proteger tu salud mental, creo que consiste en aceptar que no puedes estar cabreada y luchando contra el sistema constantemente. También puedes tomarte un descanso para vivir, y dejar que otras personas sean las que se lo curren ese día. El hecho de ser una chica y vivir tu vida con alegría, y sin comprometer quién eres como persona, tam- bién cuenta como activismo.

Si bien a España sí ha llegado (de mano de La Galera) Los lugares que me han visto llorar, tu novela juvenil independiente más reciente, seguimos a la espera de que lleguen tus dos novelas juveniles anteriores —las cuales hemos leído en inglés, y que adoramos—: It Only Happens in the Movies y Are We All Lemmings and Snowflakes?. ¿Crees que hay algo que las haga diferentes a todo lo que habías escrito?

Olive de Are We All Lemmings And Snowflakes? es, sin duda, el personaje más irritable que he escrito. Y estoy orgullosa de lo que he conseguido con la novela: mientras la lees, pasas a estar dentro de la cabeza de una persona con trastorno bipolar.

Y It Only Happens In The Movies es una novela que es pura alegría. Me lo pasé fenomenal escribiéndola y, por lo que parece, los lectores se divierten mucho leyéndola.

La salud mental siempre ha sido un punto clave en tu obra, pero de lo que nos hemos percatado es de cómo la actitud positiva respecto al sexo ha ido tomando más y más fuerza. ¿Crees que es importante que haya más escenas de sexo «honestas» escritas por mujeres jóvenes en la literatura juvenil? ¿Por qué?

Sería muy insensato ignorar la gran influencia que la pornografía tiene en la vida sexual de los jóvenes, y es fundamental luchar contra las narrativas dañinas que el porno puede proveer a la gente. Necesitan ver más sexo que sea normal, sano y seguro. Y cuando digo «sexo seguro», a lo que me refiero es tanto a sexo que sea seguro a un nivel emocional para ambas partes, como a sexo con preservativo. En las clases de educación sexual, nos limitamos a cubrir los aspectos biológicos del sexo —como las partes del cuerpo, las ETS y los riesgos de embarazo—, mientras que para asegurar el bienestar sexual de los adolescentes es vital que entiendan también los aspectos emocionales. Las dinámicas de poder, el consentimiento, las habilidades para relacionarse, los límites, etc.

La gente se empeña en pensar que las escenas de sexo son el factor diferenciador entre la obra juvenil y la obra adulta de una autora. Habiendo escrito ya dos novelas adultas (How do you like me now? y Pretending), ¿qué tienes que decir al respecto?

No estoy segura de que sean las escenas de sexo lo que las distinga. Las diferencias que yo, como alguien que escribe ambas, veo son que los personajes adultos pueden ser menos «agradables»; puedes decir más palabrotas y no sientes tanta responsabilidad por salvaguardar a los lectores adultos. Cuando escribo novelas juveniles, me recuerdo a diario que los libros que estoy escribiendo son para niños y niñas y que, en consecuencia, han de ser seguros para ellos.

Como adelantábamos anteriormente, la salud mental está muy presente en toda tu obra. ¿En qué punto crees que está la literatura respecto a ella? ¿Qué impacto desearías que tuviese tu obra y, en concreto, novelas como Are We All Lemmings and Snowflakes? y Los lugares que me han visto llorar?

En mi opinión, el progreso más importante que se ha conseguido en nuestro entendimiento de las enfermedades mentales es el verlas como la respuesta a traumas. Traumas del desarrollo, traumas sociales y aquellos traumas que nos ocurren a lo largo de nuestras vidas si somos desafortunados. Confío en que la literatura se ponga al día con esto y que deje atrás la visión diagnóstica de las enfermedades mentales —el ver a los personajes como personas «enfermas»—. Y en vez de eso mostrar las razones por las que quizá un personaje con una enfermedad mental haya llegado a ser como es.

Con tu próxima publicación, The Yearbook, que verá la luz en mayo de 2021, alcanzas los diez títulos juveniles publicados con la editorial Usborne en menos de una década. ¿Qué reflexión haces de estos ocho años?

Que siento una absoluta y profunda gratitud hacia mis lectores por amar mis historias y permitirme tener el mejor trabajo del mundo.

Para acabar, ¿qué otros proyectos tienes en mente?

Pues en la actualidad estoy escribiendo mi tercera novela adulta, y todo lo que puedo decir por el momento es que va sobre la envidia tóxica entre mujeres. Tiene su intríngulis. Me he dado cuenta de que la gente casi nunca vocaliza su envidia en voz alta, sino que esta tiende a manifestarse en nuestras conductas externas. Por ello, cuando me meto en la cabeza de mi protagonista, resulta muy revelador e íntimo ver cómo la envidia domina su flujo de conciencia. Me estoy divirtiendo con ella.

Muchas gracias por contestar a nuestras preguntas, Holly.