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Mujercitas
Louisa May Alcott

Dirigida por Greta Gerwig
Del papel a la pantalla El Templo#74 (febrero 2020)
Por Alicia D. Carballeira
2.345 lecturas

No es la primera vez que adaptan la novela de Louisa May Alcott. Desde la primera versión de 1933, con Katharine Hepburn interpretando a Jo March, pasando por la de 1949 grabada en tecnicolor, hasta la de 1994 dirigida por Gillian Armstrong, hemos podido disfrutar visiones diferentes de las chicas March. La de 2019, sin embargo, puede que sea la más completa, y la que experimenta a la hora de contar unos hechos que pertenecen ya a la literatura universal.

Mujercitas es una historia ampliamente conocida, pues desde la publicación del libro y de su segunda parte, Aquellas mujercitas, se ha convertido en un referente de diferentes generaciones y del paso de la adolescencia a la edad adulta. Con esta nueva versión audiovisual, una nueva generación ha podido conocer y sentirse identificada con las hermanas March y ha sido capaz de compartir alegrías y penas con las que es fácil empatizar.

La versión que Greta Gerwig, la directora, nos presenta en esta ocasión tiene ciertas características que el resto de adaptaciones no comparten. Quizás la más prominente sea la forma de narrar los hechos. Mientras que tanto el libro como el resto de películas presentaban una historia contada en orden cronológico, desde la juventud de las protagonistas hasta la edad adulta, en esta ocasión nos encontramos con el uso de flashbacks para contarnos la historia. Empezando con lo que es una de las últimas escenas en la novela, para seguir intercalando escenas de su infancia y vida familiar con las de su vida adulta, la directora juega con la iluminación para que las primeras tengan un brillo casi dorado, mientras que las segundas se caractericen por tonos más fríos y menos acogedores.

Las actrices que interpretan a las hermanas March no se podrían haber escogido mejor. Saoirse Ronan encarna a una Jo llena de fuerza y rebeldía, sin olvidar que incluso ese tipo de personajes pueden tener sus momentos de debilidad. Florence Pugh da vida a una Amy más adulta, pero sin perder su característica ambición y deseo de triunfar, mientras que Eliza Scanlen mantiene a una Beth tan dulce y altruista como la del libro. Quizás tanto ella como Meg (Emma Watson) queden algo eclipsadas por la personalidad brillante y llamativa de las dos primeras, pero la trama se encarga de dedicar momentos y escenas a cada una de ellas. Marmee (Laura Dern), Laurie (Timothée Chalamet) y John Brooke (James Norton) son algunos de los personajes que dan sus propios toques y completan la película. Sobre todo, la química de Saoirse Ronan y Timothée Chalamet da a la relación de Jo y Laurie una complicidad que da gusto ver.

La directora ha comentado que añadió ciertos rasgos biográficos de Louisa May Alcott en algunas escenas de Jo, y también ha ampliado la línea argumental de Amy, dándole más profundidad al personaje y a sus comportamientos. Además, el alternar el orden en vez de contarlo todo de forma lineal permite reinterpretar ciertas partes de la novela, como el final, actualizando el clásico sin perder la esencia original. Las mujercitas de Greta Gerwig se adaptan a los tiempos y nos dejan con impresionantes escenas que reivindican a la mujer como individuo y no como objeto, y que nos hacen darnos cuenta de sus limitaciones en el tiempo en el que viven. Sin embargo, también reconocemos con facilidad algunas de las situaciones con problemas que se viven hoy en día, como la propiedad del copyright de las novelas de Jo o la igualdad salarial, que transforman un clásico en algo con lo que identificarse.

Jo March juró que nadie la olvidaría, y parece que decía la verdad. Nadie la ha olvidado, y son muchos los que siguen leyendo y viendo las adaptaciones de las aventuras de las chicas March pese a que haga más de un siglo desde que se dieron a conocer.