El pasado 12 de agosto llegó a las pantallas de los cines españoles una nueva adaptación, a las que últimamente estamos más que acostumbrados. Esta vez fue el turno de Nerve, novela publicada por Alfaguara en marzo de este mismo año, que habla de un tema tan peliagudo como la privacidad en las redes sociales y los retos disparatados que tan de moda están en Internet, todo bajo la apariencia de un simple juego.

Nuestra protagonista, Vee, se ve tentada a participar en el juego que está arrasando en la red: Nerve. La dinámica es sencilla: es como «verdad o atrevimiento», pero obviando la parte de «verdad». Te proponen un reto y, si lo cumples, recibes en el tiempo establecido una cuantiosa grati cación. Parece fácil, y eso es lo que piensa Vee cuando, en un arrebato de valentía, decide demostrarle a su mejor amiga, Sydney, que ella también puede ser atrevida y participar en la locura que supone ese juego.

Hasta aquí ambos argumentos coinciden, pero la forma en la que los desafíos se desarrollan en la película es diferente a cómo lo hacen en la novela. En la película simplemente les ofrecen dinero, mientras que en la historia original se profundiza más en los anhelos de los protagonistas y los premios no son pecuniarios, sino elementos materiales que los productores saben que los jugadores se mueren por tener. Los retos a los que se enfrentan tanto Vee como Ian son muy distintos a los planteados en el libro. Ian será su compañero durante su camino a la nal, con el que hará los demás retos debido a su compatibilidad y a que han gustado mucho a los espectadores, que juegan un papel muy importante en la dinámica del programa.

Lo que los protagonistas no esperan es que Nerve tome el control de su vida y los despoje de su privacidad desde el mismo momento en el que aceptan las condiciones para participar. Al hecho de que la mayoría de los retos sean una locura hay que añadirle un factor que hace que el juego tenga un punto más morboso: los espectadores son parte activa de muchos de los retos, sobre todo, de aquellos que los llevarán a la nal en la que conseguirán el premio gordo.

Esta adaptación ya apuntaba maneras cuando se anunció que los protagonistas serían Emma Roberts, en el papel de Vee, y Dave Franco, en el papel de Ian. La química entre ambos es bastante obvia desde la primera escena en la que sus miradas se cruzan. Además, la cinta cuenta con in nidad de cameos y secundarios dignos de mencionar: Samira Wiley de Orange is the new black o la aparición estelar del youtuber Casey Neistat. Todo esto sin olvidarnos de que los directores, Henry Joost y Ariel Schulman, son los creadores del fenómeno de terror Paranormal Activity, todo este elenco hacen de esta película un combo perfecto.

Pese a las diferencias entre ambas historias, la esencia se mantiene y los sentimientos que despierta en el espectador son los mismos que despierta en el lector. Es una adaptación satisfactoria, ya que mantiene el ritmo de la acción y el atractivo de los personajes, que es lo primordial en una adaptación literaria.