Mia tiene dos preocupaciones: su ex, Adam, de quien sigue enamorada, y su futuro como violochelista, pues ese mismo día sabrá si ha sido aceptada en Juilliard. Se despierta pensando en sus problemas y desayuna con sus padres y su hermano pequeño, creyendo que ese será un día más. A causa de la nieve, no tienen que ir al colegio, así que deciden ir todos juntos a visitar a unos amigos. Pero cuando los cuatro están en el coche, sufren un terrible accidente.
A partir de ese momento, el personaje de Mia se desdobla: mientras su cuerpo está en coma en el hospital, su espíritu permanece consciente. Es un fantasma que puede ver, escuchar y recordar, de modo que las escenas del presente se entrelazan con flashbacks del último año, y así conoceremos a Mia, a Adam y la pasión de ambos por la música.
La música es un ingrediente fundamental de Si decido quedarme. Tanto Mia como Adam se aferran a ella, es el pilar central de su vida, aunque de un modo muy distinto: mientras que Mia prefiere la música clásica, Adam es el cantante de un grupo de rock que cada vez tiene más éxito. Este protagonismo de la música es tan palpable en el libro como en la película: poder escucharla es sin duda una ventaja (y un placer), pero en el libro está aún más presente gracias a la narración de Mia, para quien la vida es una gran partitura.
Si lees Si decido quedarme antes de ver la película, reconocerás muchas escenas, e incluso algunos diálogos, pues la adaptación es muy fiel. Cuando entrevistamos a Gayle Forman en el número 48, nos dijo: «tengo la sensación de que los personajes de la película son muy parecidos a los personajes que han vivido dentro de mí todos estos años». Jamie Blackley hace muy bien de joven estrella del rock un poco atormentada, y Chloë Grace Moretz convence con su forma de tocar el chelo y sentir el instrumento, aunque no tanto en el papel de adolescente apocada.
La novela tiene algo extraordinario: la bella narración de Gayle Forman, que atrapa desde la primera página y hace de este un libro único. La película no se diferencia tanto de otros dramas, aunque también consigue mantener la calidad y no caer en lo sensiblero. Lee el libro o ve la película, como prefieras, pero después no olvides hacerte con la segunda parte, Lo que fue de ella, donde el protagonista es Adam. Aunque pueda parecer que ya estaba todo contado y que es «estirar el chicle», descubrirás que Adam tiene mucho que aportar.
Para terminar, si no eres muy amigo de los dramas y estás pensando que esta película no es para ti, queremos decirte que lo importante de Si decido quedarme no es la tragedia en sí, sino la reflexión sobre los motivos por los que vale la pena vivir.