Belly siempre ha medido su vida en veranos. Desde que nació, pasa los meses de junio a agosto en la casa de la playa de Cousins junto con su madre, su hermano Steven, Susannah, la mejor amiga de su madre; y sus hijos, Conrad y Jeremiah. Todos los veranos han sido perfectos, pero este año Belly ha cambiado: ya tiene 16 años, y los chicos comienzan a fijarse en ella. Además, tendrá que averiguar si sigue enamorada de Conrad, su amor de toda la vida, o si está dispuesta a abrir su corazón a otras personas.
Tan solo un año después del estreno de la última entrega de A todos los chicos de los que me enamoré, Jenny Han vuelve para adaptar la primera trilogía que escribió, esta vez, como serie. El pasado 17 de junio, de la mano de Amazon Prime Video, se estrenó la primera temporada de El verano en que me enamoré, que consta de siete capítulos de 45 minutos cada uno. La serie, que engloba todo el primer libro y alguna que otra escena del segundo, está dirigida por Erica Dunton, Jeff Chan y Jesse Peretz, y la propia Han se estrena como productora ejecutiva y guionista de toda la producción.
Esto último ha hecho que, en esencia, la adaptación conserve los aspectos principales del libro: desde el principio escuchamos la voz de Belly transmitiéndonos sus pensamientos, al igual que lo hace la primera persona de la novela, y se respetan los recuerdos de los veranos pasados que la protagonista desvela a lo largo de toda la obra. Sin embargo, la longitud de los episodios permite que el argumento también se centre en la amistad de Susannah y Laurel, la madre de Belly (que en la serie es una escritora bloqueada con su último trabajo), y se conocen las emociones de Conrad, un personaje hermético e inaccesible en la novela. También se introducen personajes nuevos, como es el caso de Cleveland Castillo, otro escritor que adopta el papel de mentor para Conrad y de interés romántico para Laurel, o se profundiza en la trama de otros, siendo el papel de Steven el más destacable, ya que su presencia en la novela es casi inexistente.
Pero, de entre todos los cambios que podemos ver en la serie, el que más destaca es la incorporación de un nuevo argumento sobre el que gira gran parte de la trama: el baile de debutantes. Así, mientras Belly descubre si su corazón sigue latiendo por Conrad o puede pasar página con Cam, un chico que conoció el primer día de vacaciones en la playa, o Jeremiah, a quien hasta ahora veía como su mejor amigo, también debe prepararse para un baile que simboliza su crecimiento como persona. Además, un pequeño cambio en el final promete un nuevo argumento para la segunda temporada, que ya se está grabando y es muy posible que llegue el verano que viene.
Ante todo, podemos decir que Jenny Han ha hecho un buen trabajo adaptando una novela que escribió en 2009, haciéndola parte del 2022 al tratar temas que están a la orden del día, como son la salud mental y la diversidad sexual y racial, o introduciendo las redes al día a día de los personajes. Además, todos los actores han sabido transmitir la familiaridad y amistad de sus personajes incluso fuera de la pantalla. Lola Tung es, en palabras de Jenny Han, «la Belly perfecta», Gavin Casalegno encarna a un encantador y popular Jeremiah, y Chris Briney representa el papel del frustrante y complicado Conrad. A todo esto hay que sumarle la banda sonora de la serie, que da importancia a la música tanto o más que el libro. Así, se compone de las canciones más conocidas de los veranos pasados, y podemos escuchar a artistas como Olivia Rodrigo y Taylor Swift en los momentos más tensos o románticos de la historia.
En definitiva, El verano en que me enamoré, tanto la novela como su adaptación, es una historia ligera, perfecta para vivir en estas últimas semanas de vacaciones un amor de verano, con su dosis de drama y romanticismo a partes iguales.