Las mujeres de Monte Eskel viven del trabajo físico. Como parte de la comunidad minera, pican y transportan línder, el valioso mineral que venden a los estirados habitantes de las Tierras bajas. Así que cuando los sacerdotes del príncipe anuncian que su futura mujer se encuentra en la montaña, nadie confía en que esas muchachas tan rudas vayan a convertirse en princesas. Ni siquiera ellas mismas.

Así nace la academia de princesas, a la que deben acudir todas las jóvenes de la aldea entre doce y diecisiete años para formarse en materias como el protocolo, la historia del reino o el arte de la conversación. La profesora Olana las trata con mano dura y no consiente ningún desliz, castigándolas incluso sin ver a sus familias. Aisladas y enfrentadas, las chicas verán peligrar su amistad y su autoestima.

Miri siempre se ha sentido distinta al resto. A causa de su pequeño tamaño, es la única joven que nunca ha trabajado en la cantera. Durante años ha ansiado formar parte del grupo y sentirse valiosa. Ahora, su inteligencia, unida a su terquedad, le va a permitir ayudar a las demás. Aunque con ello tenga que enfrentarse al dilema de dejar atrás su pueblo si sale escogida como futura reina…

Tras una apariencia inocente, Academia de Princesas esconde una historia apasionante y rompedora que demuestra que la delicadeza no está reñida con la valía. La escritura de Shannon Hale, autora de El diario de los mil días, destaca por su sensibilidad a la hora de plasmar relaciones, emociones y atmósferas. Cada personaje de la academia cautiva con su humanidad, mientras que los parajes de la montaña transmiten una belleza extraordinaria.

Asimismo, la autora pone el lirismo al servicio de la trama y, a partir de una idea que muchas veces se ha tratado con frivolidad, reflexiona sin complejos sobre la importancia de la educación, el desprecio hacia los ambientes rurales, la desigualdad de clases y los abusos de poder. Uno de los aspectos más mágicos de la obra es que los trabajadores se comunican a través del lenguaje de la cantera: canciones que la montaña transmite por encima del ruido de los picos y les permiten conectarse unos con otros. Noemí Risco realiza una labor magnífica en la traducción de estos poemas y refranes, y consigue trasladar a nuestro idioma la complejidad de este universo tan rico en detalles.

«El corazón late / al golpe del tambor. / La montaña te llama, / siente su clamor».