1519. Hernán Cortés se adentra en territorio azteca con intención de invadir Tenochtitlán. Su objetivo no es otro que hacerse con sus riquezas, extender el cristianismo e imponer sus costumbres europeas. Para ello cuenta con dos grandes bazas: sus armas de fuego y su temeridad.
En el bando opuesto está Motecuzhoma, un líder astuto pero supersticioso que no sabe cómo reaccionar. Ha visto en las estrellas el fin de su mundo, y es reacio a atacar a Cortés por temor a que sea una reencarnación de Quetzalcóaltl, el dios bueno que sus ancestros predijeron que bajaría a la tierra a ayudar a los aztecas.
Mientras tanto, en España, muchas familias han tenido que huir de sus casas. El judaísmo ya no se tolera y es duramente perseguido.
En este contexto, Juana Aurora Mayoral teje dos historias. Por un lado, la de un soldado español joven e inexperto que acude al Nuevo Mundo en busca de su padre y termina al mando de Cortés. Por otro, la de un artesano azteca cuyo punto de vista nos permite conocer una civilización rica y próspera, aunque también supersticiosa y cruel, donde son habituales los sacrificios humanos.
Adonde llegan las nubes es una obra coral en la que importan más las tramas que los personajes; los observamos como un historiador que los comprende, pero no siente su dolor. La novela es una forma muy entretenida de conocer este episodio de la historia, y uno de los grandes aciertos de la autora es mostrar que no hay buenos y malos, sino distintas culturas con sus luces y sombras. Aunque empezamos conociendo a los padres de Cortés, su figura no está idealizada, y lo mismo ocurre con Motecuzhoma y los mexica.
El choque entre las civilizaciones fue producto del miedo y la ignorancia, y si algo nos muestra este libro es que, pese a nuestras muchas diferencias, eran más las cosas que teníamos en común.