Hace años que la guerra acabó en Gracia Loray. Argid, el país que los tenía sometidos, dice estar dispuesto a firmar un tratado de paz con el nuevo Consejo, y ahora que los sindicatos piratas están bajo control, el conjunto comienza a parecer la nación con la que siempre habían soñado.
Así es como Lu ve las cosas. Lo que pasa es que es hija de antiguos rebeldes, miembros superiores del Consejo, y eso hace que su visión esté un poco nublada… al menos, hasta que los hechos son imposibles de ignorar.
Cuando un delegado argidiano desaparece en mitad de las negociaciones, el país entero señala a los sindicatos, pero Lu cree que se equivocan. Muy a su pesar, forma una alianza con Devereux Bell, el legendario pirata independiente más temido de Gracia Loray —que resulta ser un chaval de su edad— para intentar encontrar al argidiano perdido.
Mientras tanto, tras años y años en los que la magia ha sido motivo de herejía, el rey de Argid pide en secreto a su hijo que la estudie. Ben no es idiota: su padre quemó en la hoguera al resto de la familia por hacer exactamente aquello. Sin embargo, el tiempo pasa y su interés parece ser verdadero. ¿Qué motivos podrían esconderse tras su drástico cambio de parecer?
Entre los ríos infestados de magia que recorren Gracia Loray, la realidad es mucho más compleja de lo que pensaban… y también más oscura.
Las aguas rebeldes destaca desde el primer momento por su ambientación, inspirada en la península ibérica y sus imperios colonialistas del siglo XVI en adelante. Resulta muy interesante ver dinámicas y arquetipos de la fantasía más tradicional cobrando vida en un entorno tan diferente. El sistema de magia también merece una mención aparte, sobre todo por lo integrado que está con el resto de la vida en Gracia Loray: se trata de un recurso económico más, tal y como lo sería en nuestro mundo.
Quizás la historia en sí no esté a la altura del universo creado por la autora: avanza muy lentamente y, al poner tanto énfasis en los conflictos internos de los personajes, cuesta ver hacia dónde se dirige el conjunto.
Aun así, haz recuento de sus ingredientes: intrigas palaciegas, historias de rebeldes con claroscuros y un mundo muy distinto al que estamos acostumbrados. Si al leerlo has notado cómo tiraba de ti la corriente, sumérgete en Las aguas rebeldes.