El joven veinteañero Ewan MacLaughlin se ha criado en Escocia con su familia materna, sobre todo con su primo Jamie y su abuela Lilian. Su madre falleció cuando tenía tres años y su padre lo abandonó en aquel momento.
Poco sabe de aquel caballero inglés que encandiló a su madre. Pero un día de 1818 recibe una visita de su abogado, el señor Chumley, quien le comunica que Ethan Fitzgerald, su padre, ha muerto y que él, al ser su primogénito, heredará el título de duque de Brahm.
Sin terminar de creer lo sucedido, Ewan se dirige a Londres para la lectura del testamento. Allí conoce a la viuda de su padre, la adorable Hester, y a sus hermanastros, la encantadora Emily y el peligroso Richard, quien se acaba de quedar sin su soñado título. Pero no podemos olvidarnos de Ana, la prometida de Richard, que se sorprenderá al ver que ese joven tan culto y encantador que conoció en una librería de la ciudad es, en realidad, su futuro cuñado.
Kathryn Smith es una autora estadounidense que suele escribir novelas de romántica adulta y aunque esta historia está dirigida a un público juvenil, tiene muchas descripciones y situaciones propias de ese género.
La novela está narrada en tercera persona, pero refleja solamente los puntos de vista y los sentimientos tanto de Ana como de Ewan. Aunque alguno de los personajes secundarios tiene una personalidad menos marcada o cambia de opinión rápidamente, la historia te atrapa y este detalle queda en segundo plano.
A esta primera novela la acompaña una segunda, titulada Emily and the Scot, que narra la historia de amor (o no) entre Emily y Jamie —el primo de Ewan—, pero nunca se llegó a publicar en España.
Ana y el duque aterrizó en las librerías españolas en 2004 dentro de la colección Corazón Joven de Ediciones B como «una aventura de amor para chicas». Pero en estos tiempos que corren, cualquier persona, independientemente de su género, puede disfrutar de una novela cuyos personajes tendrán que elegir entre lo que políticamente está bien y lo que el corazón siente.