Mr. Muffin tiene un problema muy serio: atrae la porquería como un imán. Da igual que todas las mañanas se dé un baño de agua hirviendo, que se lave los dientes a conciencia y meta la cabeza en un cubo de colonia: al llegar al trabajo, vuelve a estar sucio y maloliente. ¡Y lo peor de todo es que trabaja en una fábrica de jabón! Tiene muchas ideas para que la empresa prospere, pero claro, con ese panorama no se atreve a contárselas a nadie.
Así pasan los días para Mr. Muffin, siempre en su zona de confort (apestosa, pero de confort), hasta que aparece en su puerta una niña llamada Emma que asegura ser su sobrina y que va a quedarse a vivir con él sin importar su opinión. Además en la oficina le han puesto una nueva jefa, que gracias a un resfriado persistente aún no se ha dado cuenta del problemilla de Mr. Muffin. En cuanto Emma se entera de todo esto, decide tomar las riendas de la situación y ayudar a su tío a demostrar que aunque por fuera es mugriento, por dentro es brillante.
El realismo mágico es un género muy peculiar que en ocasiones da novelas tan geniales como Apestoso tío Muffin. Tras un principio que recuerda a Roald Dahl, el lector se ve envuelto en una trama inesperada que hace que las páginas vuelen. Aunque quizá lo mejor sean los personajes: Pedro Mañas logra que el problema del tío Muffin sea dramático pero no deprimente gracias a su sentido del humor, y nos conmueve con el personaje de Emma y todo lo que Muffin es capaz de conseguir gracias a su apoyo.
Libro tras libro, Pedro Mañas se está consolidando como uno de los autores más importantes de la literatura infantil española actual. Seguro que después de leer Apestoso tío Muffin, que ganó el XV Premio Anaya, te entran ganas de echar un vistazo al resto de su obra.