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Aquelarre
Jennifer Dugan, Kit Seaton

Mab Graphic
La Comicteca de El Templo El Templo#90 (octubre-noviembre 2022)
Por Daniel Renedo
908 lecturas

Los padres y la hermana de Ben han sido asesinados; solo él ha sobrevivido. Por eso, la madre y el padre de Emsy deciden que van a mudarse a Nueva York: su aquelarre los necesita. Cuando le dan la noticia a la joven bruja, esta no está dispuesta a dejar su vida —la que ella considera «normal» (con sus amigos, su novia…)— atrás. Pero, como solo tiene dieciséis años, no le queda otra opción que obedecer.

Sus padres ya abandonaron una vez el aquelarre, pero esta vez han vuelto para quedarse. Ahora, la madre de Emsy es (igual que lo era la familia de Ben) la encargada de proteger los secretos y hechizos del aquelarre. Así que… a su hija más le vale hacerse a la idea y empezar a asumir que ella también forma parte de él; que el resto de las personas que lo forman son su familia.

El cargo que ocupa su madre no hace más que poner una diana sobre su espalda. Por eso, por mucho que Emsy no quiera, ha de estar lista para luchar, y debe aprender a controlar sus poderes de bruja elemental.

Aquelarre es un título que, pese a tratarse de una novela paranormal, con un mundo propio rico, está muy en la línea del resto de novelas juveniles, realistas y románticas, de Jennifer Dugan (de las que aún no se ha publicado ninguna en España). Es por eso mismo que esta novela gráfica, la primera incursión de la autora en el medio, no es un mal punto de entrada a su obra: cuenta con un elenco diverso y trata temas variados —el verse obligada a dejarlo todo atrás, la pérdida y el duelo…—, no siempre ligeros.

Kit Seaton, la ilustradora, no es una desconocida dentro de nuestro mercado, puesto que se ha encargado del arte de la adaptación a novela gráfica de Wonder Woman: Warbringer, publicada por Hidra, y de La tejedora encantada, de Alexandra Bracken, publicada también por Mab Graphic. Su trabajo para Aquelarre es excelente: con el diseño de los distintos personajes, destacando su amplio registro de expresiones faciales y su bello trazo; el color, que Seaton utiliza como elemento esencial en las distintas escenas…

La primera edición de Aquelarre tiene un error de impresión (numerosas manchas de tinta negra) que esperamos que, ya que no se ha retirado la tirada, se arregle en las siguientes, porque es una pena que la obra pueda verse «manchada» por ello.

De vuelta al guion, resulta relevante mencionar la buenísima mano que Dugan tiene con la caracterización de personajes: el doliente Ben, por ejemplo, es un personaje secundario, dulce y áspero a la vez, que hará las delicias de muchos y muchas. La autora tiene por costumbre dotar a sus protagonistas, que suelen estar pasando por situaciones difíciles, de una personalidad compleja.

Y, por último, emociona ver que una parte trascendental de la trama es la amistad entre Emsy y Ben, una chica y un chico —con otros intereses amorosos y siendo ambos queer—, dentro de la que un «te odio» puede ser interpretado como un «te quiero».

«Oh, genial, otra generación de brujos emocionalmente estreñidos. Justo lo que necesita este aquelarre».