Nadie está a salvo de los monstruos. Dedoslargos, galopantes, crestados, robahuesos. Por resistentes que sean las empalizadas y bravos los guerreros y guerreras, ellos acabarán devorándote. Vivir es saber que, tarde o temprano, una horda de monstruos te asesinará.
Axlin lo sabe muy bien: de niña fue atacada por el tentáculo de un nudoso y la dejó tullida de por vida. Su cojera le impide correr, así que jamás saldrá del poblado donde vive, pues no podría huir de los monstruos. Por ello, el escriba de la aldea decide tomarla como aprendiz y, a la muerte de este, la joven se convierte en la única persona de su aldea capaz de leer y escribir.
Obsesionada con los monstruos y con la necesidad de luchar contra ellos, Axlin decide comenzar a confeccionar un bestiario que recoja las diferentes clases de criaturas que existen, así como las formas de defenderse de ellos. Pronto conocerá al dedillo los monstruos de su tierra, por lo que deberá embarcarse en un viaje, quizá sin retorno, para poder conocer nuevas especies. Una travesía dura, terrorífica y llena de peligros a través de unos caminos infestados de engendros a cada cual más sanguinario.
Este es el punto de partida de El bestiario de Axlin, primer tomo de la nueva trilogía de Laura Gallego, Guardianes de la Ciudadela. Su protagonista es esta joven de mente científica dispuesta a dejar todo lo conocido por encontrar respuestas. El resto de los variopintos personajes acompañan el relato de la joven, que se torna más complejo en el último tramo de la obra, dotándola de mucho dinamismo. Pero sin duda son los monstruos (y sus conseguidos nombres) los «personajes» más interesantes y originales: cada uno está detallado con minuciosidad y parecen sacados de nuestras peores pesadillas.
Además, la capacidad narrativa de la autora es indiscutible: da gusto leer un narrador en tercera persona tan fluido y estético. Las descripciones de los monstruos y los diferentes paisajes envuelven una trama algo vaga, pero de ritmo constante, que deambula por los caminos de este mundo con una clara influencia de Tolkien.
El bestiario de Axlin, a pesar de ser una novela muy introductoria en cuanto al argumento global de la trilogía, funciona gracias a su ritmo, la calidad de su prosa y la capacidad de Laura Gallego para introducirnos en mundos fantásticos con tan solo unas pinceladas.