Clara es lectora, esa podría ser su biografía en cualquier red social y hasta su epitafio. Tanto es así que define cada año de instituto con el libro que más la cambió. Ahora que se enfrenta al último, ha tenido la suerte de que su autor favorito, Lukas Gedbhart, publicara su nueva novela, No me pisotees. Tras acabarla en una sola noche, el día anterior al inicio del nuevo curso, Clara decide que esta obra, protagonizada por dos judíos que luchan contra el régimen nazi a través de una biblioteca clandestina, será el libro de este año. Una afirmación casi profética de lo que le espera.
El que podría haber sido el curso de su vida se convierte en una pesadilla cuando «accidentalmente» lee un correo en el ordenador del bibliotecario de su escuela donde el director comunica a todos los docentes una lista de cincuenta libros prohibidos. Media centena de novelas entre las que se encuentran las que han cambiado la vida de Clara.
¿Por qué querría nadie prohibir un libro? Ante esta injusticia, la protagonista de La biblioteca prohibida se rebela contra el poder por primera vez en su vida y crea una red clandestina de préstamo de libros. Gracias a ella descubrirá el verdadero alcance de la literatura: nadie es el mismo después de leer una buena novela. Clara Evans es neurótica, autoexigente, ególatra y, en ocasiones, completamente insoportable. Sí, como casi todos a los diecisiete. Los lectores siempre desempeñan el papel de héroes subestimados en la literatura juvenil (donde puede verse claramente una proyección del autor), pero Connins apuesta por retratar la superioridad moral que muchos tienen durante la adolescencia. Un arco narrativo que dibuja una cara de estos protagonistas que rara vez llegamos a ver.
A pesar del buen estudio de personaje, la trama no acaba de cuajar. La idea inicial es buena, pero pronto se desinfla en capítulos que no van a ninguna parte y excesivas referencias (y spoilers) a otros libros. El autor se centra en el conflicto de la protagonista, el menos interesante de todos, y pierde la oportunidad de experimentar con la forma y arriesgarse con los temas que salpican a los secundarios.
Si te gustan las películas de Disney Channel o las series de instituto y eres un gran defensor de que una novela puede cambiar la vida a una persona, puede que encuentres más de una reflexión interesante en La biblioteca prohibida.