Cuidado lector, esta reseña puede contener spoilers de la primera parte.

En esta segunda aventura, Ark Malikum tendrá que volver a vérselas con aquellos que quieren convertir Arborium, su hogar y uno de los últimos bosques del mundo, en una explotación maderera. Esta vez, su oponente será un antiguo enemigo, aliado con los poderosos señores del Imperio de Más, donde todo es artificial, de cristal, y donde la madera es oro... o una leyenda en muchos casos. Ark, acompañado de su fiel amigo Mucum, viajarán hasta el mismísimo corazón de la ciudad de cristal para evitar que Más los invada.

Al igual que su primera parte, podemos considerar El bosque de cristal un libro autoconclusivo, lleno de aventuras y humor. Ark es el héroe serio y responsable, pero no deja de ser un niño, y su compañero Mucum, fanfarrón como el que más pero leal hasta la muerte, con sus frases mal construidas y sus inapropiadas salidas de tono, es el contrapunto cómico que hacen que este dúo funcione muy bien.

La estructura de la novela alterna capítulos y protagonistas para que sepamos en todo momento lo que pasa, por lo que estamos ante una novela con una prosa ágil. Pero sin duda uno de los puntos fuertes es la peculiar forma de hablar de algunos personajes y las expresiones que usan, adaptadas a su mundo, su forma de vida, sus creencias y mitología. Cabeza serrín, ¿Te has caído de un árbol? (y teniendo en cuenta que los árboles de Arborium son kilométricos...), Helarse las bayas e Irse todo al ajete son ejemplos divertidos de lo que podemos encontrar entre sus páginas.

El libro tiene una carga simbólica muy significativa: la lucha de la naturaleza por sobrevivir a pesar de los ataques del hombre. El autor, junto con Polly Peters, ha escrito un sinfín de novelas, libros de poesía e ilustración y antologías, y son dos autores muy aclamados en EE. UU. De momento no tenemos noticias de una tercera parte, pero estamos seguros que a Ark y Mucum aún les quedan muchas aventuras.