¡Cuidado! Spoilers del primer libro, La bruja de la verdad, a la vista.
Han pasado dos semanas del infierno de Lejna, con el que terminó definitivamente la Tregua de los Veinte Años. Merik Nihar finge estar muerto y busca la forma de demostrar que su hermana, la princesa de Nubrevna, es una asesina indigna de gobernar. Desfigurado como se halla en la actualidad, el príncipe decide usar esto a su favor para hacerse pasar por la Furia, «el santo de todo lo imperfecto», pues cree que ha llegado la hora de aceptar su ira. Vivia Nihar, bruja de las mareas y hermana de Merik, al contrario que este, nunca lo ha tenido fácil; todo han sido oposiciones. Pero está decidida a convertirse en la gobernante que Nubrevna necesita.
Safiya fon Hasstrel, la «prometida» huida del emperador de Cartorra, está atrapada en un barco —camino de Saldónica, la república pirata— junto a Vaness, la emperatriz de Marstok y bruja del hierro. Solo una piedra hilandera la une a su hermana de hilos. Iseult de Medenzi lleva viajando hacia Marstok una semana, al rescate de Safi; mientras que la Titiritera sigue pugnando por invadir sus sueños. Dos semanas atrás el brujo de la sangre, Aeduan, le salvó la vida. Ahora, se vuelve a topar con él, inconsciente esta vez. Yendo en contra de su propio instinto, Iseult decide esperar a que despierte, pero lo que no sabe es que a él le han ordenado darle caza.
En El brujo del viento volvemos a las numerosas perspectivas —más la de Vivia—. Y, si el anterior era el libro de las chicas del cuarteto, este es el de los chicos: conocemos mucho más a Aeduan de lo que lo hicimos en la primera parte y podemos decir que esta segunda «pertenece», en líneas generales, a Merik y su patria, su hermana, su apellido, sus amistades...
Así y todo, el príncipe nubrevnés no puede sobrevivir solo, como tampoco puede hacerlo el resto del elenco. Pero todos y cada uno evolucionan, tanto los nuevos como los ya conocidos; aquellos que esperamos que lo hagan como los que no.
La saga de Las tierras embrujadas ha ganado mucha fuerza con esta segunda entrega: atiende las relaciones entre sus muchos protagonistas, da la misma importancia a trama y personajes, esquiva tropos, cuida del estilo e introduce nuevos giros (y tramas) y una tensión que crece a medida que avanza el desenfrenado viaje en el que se ha embarcado nuestra querida familia de hilos.