Audrey no se atreve a salir de casa, siempre lleva gafas de sol (incluso de noche) y no es capaz de mirar a los ojos a nadie, ni siquiera a su familia. Todo esto es consecuencia del bullying que sufrió a manos de un grupo de chicas del colegio al que iba. Ahora, Audrey vive con un desorden de ansiedad social y está en tratamiento por la depresión que padece.
Pero, en realidad, esto son solo las bases de lo que Audrey viene a contarnos. En parte a través de vídeos que su psiquiatra le propone realizar, en parte a través de su propio diálogo interior, Audrey nos relata la que se monta en su casa cuando su madre encuentra en el Daily Mail una lista con la que identificar la adicción a los videojuegos de los hijos. Impresionada por el hallazgo de que su hijo Frank podría ser un adicto, intenta por todos los medios separarle del ordenador y los juegos online, restringiéndole el acceso a Internet. Pero como el hijo está empeñado en ganar una competición online, se salta rápidamente la veda, lo que hace que su madre pierda los estribos... y ya la tenemos liada.
Sin embargo, es gracias a esa acción (¿o adicción?) de Frank que Audrey conoce a Linus, compañero de equipo de su hermano que va a menudo a su casa a jugar. Su primer encuentro es un pequeño desastre, pero poco a poco Audrey se abre a esta nueva persona en su entorno. Esto la ayuda enormemente en su recuperación, aunque no todo es un camino de rosas.
Sophie Kinsella es una veterana de la sección chick-lit de las librerías. Buscando a Audrey es su primera incursión en la literatura juvenil y podemos asegurarte que los resultados son buenos. Kinsella logra con la primera persona de este libro una voz para la protagonista que suena realista y cercana. Consigue que nos introduzcamos dentro de la cabeza de Audrey para poder entender mejor los momentos por los que está pasando y cómo la enfermedad la condiciona. Además, los personajes que acompañan a Audrey son entrañables y divertidos, y hasta le roban el protagonismo en ocasiones. Especialmente su madre, que nos regala algunos de los momentos más divertidos del libro.
Si estás buscando una lectura amena pero no trivial, Buscando a Audrey y su protagonista no te defraudarán.