Taylor Markham no tiene padre y su madre la abandonó en un 7-eleven cuando tenía once años. Desde entonces ha vivido en la escuela de Jellicoe, donde los alumnos están en continuo enfrentamiento con los Cadetes (los alumnos del campamento de verano militar) y los Paisanos (los chavales que viven en el pueblo). Los tres grupos llevan años en guerra y se pelean por cosas como quién puede ocupar la cabaña del árbol, quién puede usar el río o quién circula por qué caminos.
Como Taylor lleva más años que nadie en la escuela de Jellicoe, este año le toca ser la jefa en las guerrillas. Lo cual le fastidia sumamente, porque el juego le parece absurdo y además tiene muchas otras cosas en que pensar. Una de ellas es Hannah, la vecina de la escuela, que la ha cuidado desde que su madre la abandonó. Hannah ha desaparecido y Taylor siente que la han vuelto a dejar tirada. Otra es Jonah Griggs, un chico de su edad con el que escapó tres años atrás y que la traicionó en el último momento, cuando estaba a punto de encontrar a su madre. Para empeorar las cosas, Jonah Griggs este año es el jefe de los Cadetes.
Pero lo que ocupa la mayor parte de los pensamientos de Taylor es el manuscrito que tiene Hannah, que cuenta la historia de cinco amigos que vivieron en el camino de Jellicoe veinte años atrás y que inventaron las guerrillas como un juego para pasar el rato. Taylor ve a uno de esos niños en sueños y sabe que hay una gran parte de la historia que desconoce y necesita averiguar.
Se podrían escribir varios párrafos más en un intento por resumir En el camino de Jellicoe. Hay aventuras, un asesino en serie, grandes dosis de misterio y muchas historias de amor, todas preciosas y relatadas con sencillez. El principio es difícil de entender y el resumen de la contraportada no ayuda nada a aclarar las cosas, pero si tienes un poco de paciencia verás que a partir del tercer capítulo todo empieza a cobrar sentido.
El gran realismo de los personajes y la consistencia del argumento hacen que En el camino de Jellicoe sea una de esas novelas que parecen narrar hechos reales. Melina Marchetta consigue que todo se entienda a pesar del desorden cronológico y de la sutileza con la que se desvelan los misterios, y logra dar un enfoque de esperanza hasta a las historias más duras. Aunque habría que señalar que quizá haya demasiada oscuridad en la novela; tanta tragedia en un grupo tan pequeño de personas acaba resultando un poco excesiva.
Si alguna vez has pensado que la mayoría de lo que se publica es más de lo mismo, y si te gustan las historias intensas, En el camino de Jellicoe te va a entusiasmar.