La fortuna no acompaña a Enola Holmes. Tras resolver dos complejos casos, sus hermanos Sherlock y Mycroft Holmes, nada menos que las mejores mentes deductivas del país, le siguen la pista. Se oponen en rotundo a que una mujer se dedique a tales menesteres. Además, su madre sigue siendo esa figura distante con la que se comunica mediante anuncios en el periódico.
Enola se ha acostumbrado a la soledad. Ya la asume como una constante más en su vida: al fin y al cabo, su madre le puso este nombre porque al revés y en inglés significa sola. A lo que no está dispuesta es a renunciar a su trabajo. Y menos aún ante este nuevo y emocionante misterio.
El doctor Watson desaparece en misteriosas circunstancias. Nadie sabe qué ha ocurrido, ni siquiera el audaz Sherlock, que parece fuera de juego. Enola tomará cartas en el asunto con astucia para que no la descubran; ya ha sido una viuda, una monja, un hombre… lo que menos espera su familia es que se transforme en una mujer bella.
El tercer caso de Enola Holmes mantiene candente la esencia de la saga: una protagonista fuerte, que carga con todo el peso de la trama (y aun así consigue transmitirnos su vulnerabilidad), una ambientación muy lograda con la recreación del Londres de Conan Doyle y un caso inquietante con guiños a la saga original.
El misterio de esta novela no es muy elaborado e intrincado, pero tampoco es necesario. Desde el principio se nos presentan pistas que trazan un camino bastante evidente. No obstante, el interés recae en seguir a Enola en la resolución del caso a la par que la acompañamos en su vida personal gracias a la magnífica primera persona escrita por Nancy Springer.
Coge tus mejores disfraces y mimetízate con el resto de viandantes de «la City» para asistir en primera línea a esta carrera a contrarreloj entre los mejores detectives. ¿Podrá Enola, sola, burlar a su hermano?