Sara por fin ha conseguido reunir a las once chicas que necesita para formar el equipo, pero ahora les queda lo más difícil: ganar un partido a los chicos para que así Eloy, el profesor de gimnasia, les deje federarse. Basta echar un vistazo al equipo para darse cuenta de que no lo tienen nada fácil: Sara, Eva y Álex juegan bastante bien, y también Julia, pero en cuanto nota que alguien la está mirando se pone nerviosa y no da una. Las demás no saben jugar al fútbol; en el mejor de los casos han practicado otro deporte, como ocurre con Carla y Jessi, pero la mayoría cuenta sólo con su buena intención. Lo peor es que, como sólo son once jugadoras, no pueden permitirse que ninguna flaquee y decida dejar el equipo.
En esta última semana antes del partido se demostrará que en el fútbol, como en todo lo demás, importa más el entusiasmo que la habilidad, porque ahora lo que más preocupa a Sara no es ganar a los chicos, sino simplemente poder jugar el partido. Los problemas parecen acumularse, y muchas chicas quieren dejar el equipo: a todas les gustaría darle una lección a Eloy, que está siendo tan injusto, y a su equipo de machistas, pero las cosas se les están yendo de las manos. Por suerte, para algo están los amigos, y Sara tiene que estar contenta de contar con Vicky, la súper organizada, y Sam, del Trío friki, para ayudarla.
Después de un primer libro en el que el equipo se iba formando y empezábamos a conocer a los personajes, podemos disfrutar de una segunda parte muy entretenida y con mucha acción hacia el final. En la primera mitad de la novela, las chicas se van enfrentando a un problema tras otro, en un esquema que puede acabar resultando un poco monótono, pero en seguida empieza el desenlace y se recupera la emoción. Una emoción al más puro estilo Laura Gallego, donde incluso a los que no les guste el fútbol tendrán ganas de gritar con el público “¡Tira, vamos, tira!” para animar a las protagonistas.
Porque lo mejor del libro, sin duda, son los personajes: Vicky, su mejor amiga, que resulta tan entrañable con sus listas y sus comentarios inteligentes; Eva, siempre tan optimista; Álex, que es una bruta pero muchas veces dice lo que el lector está pensando; los tres frikis, con sus comentarios fuera de lugar y su lenguaje de libro de fantasía… e incluso Héctor, el capitán del equipo de los chicos, que merece todo su respeto a pesar de ser su rival. Y, por supuesto, Sara, que está dispuesta a superar cualquier dificultad con su actitud perseverante y con el apoyo de su familia.
En septiembre podremos seguir leyendo las aventuras de Saga y su equipo en la tercera parte de la saga, Goleadoras en la liga.
Es perfecto.
Me ha encantado, oye una pregunta, ¿qué ilustrador es?