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Las chicas
Emma Cline

Anagrama
¿Solo para adultos? El Templo#66 (octubre 2018)
Por Natalia Aróstegui
2.778 lecturas

California, 1969.

Como toda adolescente, Evie está buscando su sitio. Ya no se siente cómoda con sus amigas de siempre y las riñas con su madre son constantes. Por eso pasa tanto tiempo sola, preguntándose hacia dónde debe ir. Es durante uno de sus paseos solitarios cuando se fija en un grupo de chicas radiantes de felicidad que transmiten con sus pies descalzos y sus melenas despeinadas la libertad que Evie tanto ansía: «Volví la mirada por las risas, y seguí mirando por las chicas».

Así empieza la historia de Evie, que se sumergirá en un mundo que retrata el apogeo hippie de la época. Deslumbrada por el profeta de la comuna, el resto de las chicas y el ambiente despreocupado que se respira en el grupo, Evie es incapaz de ver la suciedad del rancho en el que viven, la veneración tóxica que el líder de la comunidad les exige, el peligro de consumir drogas… y el destino fatal al que conduce la combinación de todo ello.

Las chicas toma como telón de fondo la secta dirigida por Charles Manson y el célebre asesinato múltiple de Sharon Tate y otras cuatro personas, concebido por Manson y ejecutado por cuatro de sus seguidores: tres chicas y un chico. No obstante, la clave de la novela reside en que estos aspectos actúan como un mero telón de fondo en el que las verdaderas protagonistas son las chicas. La obra nos propone un inteligente retrato de la adolescencia femenina: la mirada ingenua de Evie, incapaz de interpretar las señales de alerta que hay a su alrededor, es fruto de la urgencia adolescente por forjar una identidad adulta consistente.

Destaca, además, el interesante juego narrativo de la obra, que nos permite conocer a una Evie adulta, una mujer asustadiza y solitaria que se esconde en lugares oscuros, como si ese verano la hubiera dejado estancada en la adolescente insegura y con baja autoestima que era. La voz de Evie, muy bien recogida por la traducción de Inga Pellisa, es sin duda uno de los mayores atractivos de la novela.

La construcción de la identidad y la adolescencia femenina de Emma Cline nos hace pensar que los cincuenta años de distancia entre estas chicas y nosotras no sean tan lejanos.