Marco Albius es un niño cualquiera que hace travesuras, comete errores y al que aún le queda mucho por aprender. De hecho, no habría mucha diferencia entre él y un chico de doce o trece años que te encontrases por la calle si no fuese porque él vive en Emerita Augusta, que hoy conocemos como la ciudad de Mérida, en el siglo I d. C.
Con estos antecedentes empieza la historia de Marco que ayudado por su familia y amigos descubrirá que el mundo en el que vive no es tan brillante como parece y que sus decisiones siempre traerán consecuencias. La madurez nunca ha sido algo fácil, y el camino para llegar a ella todavía menos.
El argumento de este libro no es nada novedoso ni intrigante. Ni siquiera contiene minotauros y seres fantásticos. Esta es una historia de la Roma imperial, y de un niño que tiene que crecer, lo quiera o no. Lo que hace sumamente apetecible esta historia no es, pues, su argumento, sino su exquisita ambientación, con detalles medidos y que casi parecen tener vida propia, trasladando al lector a una Mérida antigua, llena de patricios y casas recubiertas de mármol.
Los personajes, aunque no sean lo que más destaque, también son un punto importante a tratar. Marco y su esclavo, Aselo, nos demuestran que algunas amistades van más allá de las clases sociales, y la hermana del primero, Junia, nos enseña el papel de la mujer en el Imperio Romano, aunque siempre con un toque divertido que relaja el ambiente. Uno de los personajes que podría resultar más interesante, Julio, es el tío y padrino de Marco, aunque muchas veces se comporta como el mentor de este. Puede que no sean increíbles, ni los héroes a los que estamos acostumbrados, pero he de admitir que según avanza la historia te das cuenta de una característica muy importante: son más humanos de lo que podrías pensar en un principio.
Este libro, una novela histórica juvenil, está escrito con una pluma detallista y fiel a la historia de Hispania que no dejará a nadie indiferente. Tanto a jóvenes, curiosos por ver que no son tan diferentes a un muchacho del siglo I d. C., como a adultos que deseen experimentar instantes que forman parte de nuestra historia. Por tanto, y si sientes curiosidad por cómo podrá enfrentarse a unos retos no muy diferentes a los nuestros, El chico de la flecha es el libro adecuado para ti.