Wolverhampton, Inglaterra, 1990.
Atrapada en un barrio de viviendas de protección oficial, la numerosa familia de Johanna Morrigan espera pacientemente a que su padre se haga famoso con su música y saque a los siete del cuchitril en el que viven. Los Morrigan sobreviven gracias a las ayudas económicas que le dan al cabeza de familia por su discapacidad, pero un día Johanna mete la pata contándoselo a una vecina.
En la mente de Johanna, Londres siempre ha sido la llave que abrirá las puertas de su futuro, pero el momento en que, viviendo allí, se convertirá en su verdadero «yo» aún queda lejos. Por ahora, ha empezado a escribir, porque para eso no se necesita dinero. Y, al poco tiempo de empezar a hacerlo, gana un concurso de poesía y se hace famosa, aunque justo por la razón equivocada: haciendo el ridículo en la televisión local. No le queda otra que morir... y empezar de cero. Su nuevo objetivo es convertirse en una mujer «hecha a sí misma»: Dolly Wilde, periodista musical.
En Cómo se hace una chica acompañamos a Johanna durante cinco años de su adolescencia —desde los catorce hasta los diecinueve— en la desventura de encontrarse a sí misma y de conseguir hacerse un nombre. El sexo y la clase social se dividen el protagonismo de la novela, al igual que lo hacen comedia y tragedia en la voz y piel de Johanna.
Cómo se hace una chica es una novela de temas tabú, desde la masturbación femenina con la que da comienzo la novela —a la que la protagonista recurre con asiduidad por placer, pero sobre todo como método antiestrés— hasta la pérdida de la virginidad femenina (sin idealizarla), pasando por otros como la menstruación, la sexualidad, las enfermedades mentales o incluso el aborto.
Si quieres leer sobre sexo, no leas Cincuenta sombras de Grey, lee Cómo se hace una chica. Te interesará saber, además, que pronto se estrenará la adaptación cinematográfica, que estará protagonizada por Beanie Feldstein, y que hace poco se publicó en castellano la segunda parte de la trilogía, Cómo ser famosa.