Louna ha dejado de creer en los finales felices. No solo porque ha presenciado cientos de bodas, ayudando a su madre a organizarlas, sino porque su primer gran amor terminó en tragedia, y no está dispuesta a repetirlo. Cuando Ambrose llega a su vida, todo sonrisas y actitud desenfadada, ella prefiere pasar de él y del dilema que representa, mientras que todo lo que el chico quiere es una oportunidad. De esta manera, el último verano de Louna antes de irse a la universidad se convierte en unos meses ajetreados, echando una mano a su madre en el negocio e intentando evitar a Ambrose todo lo posible, cosa más bien difícil al trabajar juntos.
Tras muchas novelas románticas, Sarah Dessen tiene la receta perfecta para el éxito. Louna es una protagonista con mucha fuerza, y las personas que la rodean (su madre, William y su mejor amiga Jilly) liman las asperezas y la nivelan cuando sus acciones podrían parecer demasiado apresuradas. Por su parte, Ambrose es un derroche de descaro y seguridad en sí mismo que haría que cualquier persona se enamorara de él. Cualquiera menos Louna, por supuesto.
Estos personajes, junto con una trama suave y con puntos de crítica social sobre tiroteos en institutos estadounidenses, completan una novela que divierte y distrae. Contigo, siempre nos relata de una manera dulce lo que es darle una oportunidad a un segundo amor cuando el anterior terminó de forma abrupta y traumática. La narración en primera persona de Louna mantiene el interés y sabe conducir la historia, intercalando su presente con escenas de un pasado no demasiado lejano, y que le cuesta dejar atrás. Después de todo, dicen que el primer amor es el más difícil de olvidar.
Contigo, siempre habla de superar el pasado sin olvidarnos de él, y de aceptar que el futuro puede ser más brillante de lo que esperábamos. Louna tendrá que aprender a dejarse llevar y confiar en que Ambrose sea la persona perfecta para enseñarle.