Lucas no está preparado para..., para..., para... y claro, el tiempo se detiene cuando no consigue terminar la frase, los bordes de la realidad se comban y la vida deja de tener sentido para la pobre Clara. De nada sirve el gloss que se ha puesto para la ocasión, la ropa que ha escogido o la raya del ojo. Lucas no está preparado y ella, tonta enamorada, se acaba de quedar con el corazón roto en una mano y una declaración de sentimientos interrumpida en la otra.
¿Qué importa si su abuelo y su madre se pasan el día enzarzados en una guerra sin sentido? ¿Qué más da que la regañen por unos sprays de pintura que no son suyos? ¿O que suspenda? ¿O que todos sus amigos intenten animarla? ¿O que Unai haya inventado dos nuevas versiones en las últimas semanas sobre cómo murió su padre? Ella solo quiere recuperar al perfecto y guapísimo Lucas, al chico por el que todas suspiran, al chico con el que sueña en cuanto se despista, ya sea de noche o de día. Pero, a veces, el universo se confabula para narrar una historia bien distinta a la que nosotros hemos planeado, por mucho que queramos sentirnos los protagonistas. Y esto es algo que Clara descubrirá pronto: que, a veces, lo más importante no es lo que más deseamos, sino lo que ya tenemos y no sabemos apreciar.
Begoña Oro regresa a las mesas de novedades con una fantástica novela sobre adolescentes, amores, secretos, croquetas y, claro, wasaps. Porque esta, como decimos, es una novela realista, del día a día, de jóvenes de ahora, de los que se escudan en sus móviles para decir lo que no dirían a la cara, de los que utilizan las redes sociales para buscar fantasmas; jóvenes corrientes cuyas vidas resultan extraordinarias gracias a la cuidada pluma de la autora.
A través de capítulos cortos (algunos de apenas una cara), Oro nos presenta un plantel de personajes trabajados hasta la última coma, con sus dramas y alegrías particulares, sus historias independientes y también compartidas, que atrapan al lector desde la primera página. La manera de narrar de Clara, en primera persona y, de vez en cuando, interpelando al lector para que no la juzgue, es sin duda lo mejor de la novela. Como ya demostró en su anterior libro, Pomelo y limón, Premio Gran Angular 2011, Oro tiene el don de narrar cualquier situación, por muy anodina que parezca, y convertirla en la más interesante del mundo.
Así pues, si buscas una historia contemporánea, sin más artificio que el poder de las palabras y las emociones, no dudes en probar estas croquetas con wasaps. Parafraseando la contra del libro, créenos: te gustarán.