Imagina que durante una excursión a la biblioteca de tu ciudad, una autora a la que no conoces de nada comienza a leer su aburrido libro. Pero lo que cuenta no es como cualquiera de esas tediosas lecturas que te obligan a leer en el instituto: esa mujer tan rara está leyendo tu vida.

¿Cómo te sentirías si de repente todo el mundo pudiera leer tus secretos más íntimos? Que tus padres se han divorciado y tu madre cada vez come menos, que tu padre pasa de ti porque su nueva novia está embarazada, tus defectuosos hábitos de higiene o incluso las cosas que piensas y que jamás querrías que nadie supiera. Así se siente Kim cuando, incrédula, escucha las palabras de la novela de su vida.

Pero si esa señora no la conoce de nada, ¿no? ¿O acaso es una espía? ¿Puede ver el futuro? Para averiguar qué más sabe, Kim, que no ha leído un libro en su vida, decide comprar la novela. Y lo que descubre es mucho peor: además de conocer los detalles más truculentos de su vida, la autora narra la muerte de un compañero de su clase. ¿Pero qué puede hacer Kim para que no ocurra esta tragedia cuando las circunstancias del libro comienzan a desencadenarse una detrás de otra?

Cuando tu vida es un libro es una novela divertidísima y completamente desquiciada, como también lo está su protagonista. Kim es una de esas adolescentes que no solemos leer: es simplona, superficial, vaga y caprichosa. Una antiheroína en toda regla que, acompañada por su mejor amiga Petrowna, un personaje tan imposible como realista, tratará de impedir que los sucesos de la novela se cumplan. Para ello no se andarán con chiquitas, y es ahí donde Cuando tu vida es un libro alcanza su culmen: Bronsky se inventa mil y una situaciones disparatadas narradas con sencillez y mucho humor. Pero lo que mantiene la atención del lector es el juego de realidad y ficción, pues las pequeñas aventuras de las amigas no tienen apenas profundidad.

La historia de Kim no es la gran novela generacional del siglo XXI, pero sí que consigue definir un tipo de adolescente a través de una voz narrativa conseguida. Sus pocas páginas te harán pasar una tarde estupenda, sin muchas pretensiones, y te lanzarán la pregunta de si realmente te gustaría que tu vida fuera un libro.