«A todos los lectores cuya primera lengua fue la de los cuentos de hadas».
Si sostienes este libro y escuchas atentamente te llegarán sonidos que quizá te resulten familiares: los ruidos del bosque después del anochecer, el sonido del viento y de las criaturas nocturnas. Pero por debajo del susurro de los árboles hay otra cosa. Una voz melódica que te atrae y que te habla de mundos imposibles: una puerta que antes no estaba ahí, una niña que se esconde de la Luna, otra ya convertida en mujer que no puede morir, promesas podridas y profecías que auguran un funesto final, hombres que arrebatarían hasta la piel de una mujer con tal de casarse con ella e incluso una casa entre el bosque y el mar que se traga a las doncellas vestidas de blanco.
No importa cuál sea la historia que te cautive. Pronto descubrirás que Interior es un mundo tan tentador como aterrador, donde los milagros y los horrores se suceden en un ciclo sin fin. Y una vez te adentras en él, ya no hay vuelta atrás.
En Cuentos desde Interior, Melissa Albert presenta una recopilación de doce relatos enmarcados en el universo de su bilogía La puerta del bosque (aunque no es necesario haberla leído para disfrutar de esta obra). Cada una de estas historias, protagonizadas siempre por mujeres, se aleja de los cuentos de hadas a los que estamos acostumbrados y está llena de personajes con morales cuestionables, rituales sangrientos, criaturas siniestras y giros tan dramáticos como despiadados, que te obligarán a retroceder unas cuantas páginas para entender lo que ocurre.
La autora aprovecha el formato de la antología para brillar con una prosa elegante y cuidada y una ambientación tan oscura como asfixiante. Si bien la fórmula de sus historias puede resultar, a la larga, un tanto repetitiva, todas logran diferenciarse de las demás y ser a la vez impactantes y fascinantes. A esto se le suma las preciosas ilustraciones que introducen cada cuento, cuyos tonos y dibujos captan perfectamente la esencia que la autora nos quiere transmitir.
Adelante, lector. Atrévete a adentrarte en este mundo podrido, donde los cuentos no son precisamente de hadas y los finales no siempre acaban de manera feliz.