Mackenzie es la reina del instituto y cree que puede comerse el mundo y a cada persona que lo habita. Popular y guapa, todos se rinden a sus pies mientras ella se comporta como quiere, a veces llegando a ser cruel. Sin embargo, un día conoce a Hugo y se enamora. Hugo, que es mayor que ella y que decide que sabe lo que le conviene a Mackenzie mejor que ella misma: qué ropa debe ponerse, con quién puede salir... Pero ella lo disculpa repitiéndose a sí misma que así es el amor.
En esta novela, ganadora de la XII edición del Premio Jordi Sierra i Fabra, nos encontramos con una historia donde la violencia y las conductas abusivas son las protagonistas. En este caso, Mackenzie nos lo cuenta en primera persona, detallando de una manera sencilla y clara cómo la relación que parecía prometer tanto termina convirtiéndose en una trampa mortal. Sin embargo, también hay una intención consciente de visibilizar ciertos temas candentes en la adolescencia, como la homosexualidad y el bullying, que dan diversidad y enriquecen el argumento.
Hay que destacar la narración de la protagonista, que nos hace sentir en carne propia sus dudas y pensamientos, llevándonos a empatizar con la sensación de impotencia que a veces la asalta. La prosa simple y directa de la autora es perfecta para la novela y los temas que en ella aparecen.
Quizás Mackenzie sea el eje central, pero es importante no obviar a personajes como Alejandro, un compañero de clase que cobrará importancia según avance la trama, así como el propio Hugo, cuya imagen irá desmejorando hasta mostrarnos su peor cara. Por otra parte tenemos a Berta y a Blanca, las mejores amigas de la protagonista, que tendrán que decidir entre estar allí para apoyarla o alejarse para no hundirse con ella.
Destronada es un libro que te dejará sin aliento y que devorarás antes de que te des cuenta. Escrito por una autora bastante joven, trata un tema de actualidad de una manera realista sin dejarnos caer en la desesperanza de pensar que no hay salida, porque sí la hay. Ahora solo te queda conocer a Mackenzie y su historia, que nos atraviesa como solo la crudeza de las relaciones tóxicas puede hacerlo.