Las amigas de Keely, a las que conoce desde siempre, piensan que perder la virginidad antes de irse a la universidad es de suma importancia. Cuando Danielle, una de ellas, la pierde en la fiesta de cumpleaños de Keely, esta empieza a temer que es la única virgen de clase. Poco después conoce a un chico en el videoclub donde ambos trabajan que comienza a interesarse por ella, y asustada ante la idea de estropearlo todo, decide pedirle ayuda a su mejor amigo, Andrew, para saber lo que esperar cuando llegue el gran momento.
Así pues, Las (des)ventajas de ser virgen se alimenta de sus personajes y de la pura curiosidad que provoca el no saber si Keely se quedará con el atractivo y maduro universitario o si en su corazón existe espacio para algo más que amistad con Andrew. Pese a que la narración en primera persona de la protagonista pueda ser, en ocasiones, un poco redundante, la mayor parte del tiempo consigue un estilo ágil y fluido que mantiene a cualquiera enganchado hasta la página final.
El objetivo de esta novela era dejar un regusto dulce gracias a un friends-to-lovers y un triángulo amoroso que se esfuerza desde la sinopsis por aclarar quién es el indicado para Keely, pero es muy difícil terminar el libro sin unos toques amargos ante la pérdida de potencial de la historia. Las (des)ventajas de ser virgen es ligera y una rom-com en toda regla, aunque podría haber sido mejor si la virginidad se hubiera tratado como algo más que aquello de lo que hay que deshacerse antes de irse a la universidad. La novela abre la puerta a tratar el tema del sexo de forma natural, pero su enfoque hace que parte de ese punto tan importante se pierda en competiciones entre los personajes femeninos para ver quién lo hace antes.
Aun así, Cameron Lund nos deja una lectura perfecta para la playa o una tarde de verano, para distraer la mente y acompañar a Keely en su aventura por encontrar el amor, que no está tan lejos como cree