Llegados a este punto, la relación entre Dash y Lily es como un vaso que se tambalea en el borde de una mesa: la catástrofe parece inminente y los dos se preguntan si están a tiempo de evitarla. Todo empezó en primavera, cuando el abuelo de Lily sufrió un ataque al corazón. Aunque se recuperó, ahora su salud es frágil y Lily ha asumido la tarea de cuidarlo. Está triste, preocupada y, cuando se acerca diciembre, Dash se da cuenta de que ya ni siquiera la Navidad consigue animarla. Él intenta no decir nada que pueda empeorar las cosas; ella quiere que deje de andar con pies de plomo, pero lo cierto es que ahora cualquier cosa le molesta.
Dash y Lily están dispuestos a todo para salvar su relación (y, con suerte, también su espíritu navideño), pero cuanto más lo intentan, más parecen estropearse las cosas. Aunque siempre hayan encontrado refugio el uno en el otro, su relación no puede ser la solución a todos sus problemas, porque ese es un peso que no logrará soportar.
Tras el éxito de El cuaderno de desafíos de Dash & Lily, David Levithan y Rachel Cohn se vuelven a unir para contarnos qué pasa después del «final feliz». Su narración, una vez más, nos deslumbra. El texto es ingenioso, los protagonistas resultan auténticos y sus conflictos se alejan de los clichés para mostrarnos una historia mucho más realista. Lo malo es que gran parte de estas virtudes ya las esperábamos después del primer libro: Dash, Lily y su entusiasmo navideño no nos pillan por sorpresa y la trama es un poco sencilla en comparación con la novela anterior.
Originalmente, esta segunda parte se publicó en 2016, seis años después del primer libro, pero no ha llegado a España hasta ahora, seguramente por el incentivo de la serie de Netflix. Aunque la serie se haya cancelado, es un consuelo poder continuar con la historia y ojalá el invierno que viene, además de turrón y villancicos, nos traiga una emotiva tercera parte.