A lo largo de un fin de semana de invierno, en un apartamento de la costa gerundense, nieto y abuelo compartirán confidencias. El primero es un joven estudiante de Cine en la Universidad Pompeu Fabra; el segundo, un octogenario al borde de la muerte, consumido por los efectos de una enfermedad ya incurable. Con la excusa de darle material a su nieto para un guion cinematográfico, Andrés (o Duke, como le apoda su nieto por su parecido con John Wayne) narrará la historia que marcó su vida y que había guardado en secreto durante sesenta años, un tiempo que, según él, ha vivido de prestado.
Ese episodio tan impactante sucedió durante los terribles años de la Guerra Civil, cuando tenía precisamente la edad de su nieto. Cómo perdió a sus padres en un bombardeo de las tropas italianas en la ciudad condal, donde vivía; cómo se sumó a la causa republicana por sed de venganza y, tras varios percances, acabó en Saletas, un pequeño pueblo turolense ahora despoblado, donde fue tratado como un héroe por todos los habitantes. Allí conoció a María, una joven sordomuda que se acabó convirtiendo en el amor de su vida, y cuyo fantasma ahora se le aparece.
Con un estilo cuidado a la par que directo y unos diálogos vivaces, el relato se irá desgranando a lo largo de tres noches. No solo conoceremos la historia de Andrés, sino también la Historia de España, ya que explica alguno de los sucesos importantes de la Guerra Civil. Además, la narración está condimentada con numerosas descripciones de comida, fruto del amor que siente por ella.
Duke es, en definitiva, una historia conmovedora que nos habla de la amistad, del amor y, sobre todo, de los fantasmas del pasado. Es, sin duda, una buena lectura que rinde homenaje a todos los combatientes republicanos de la Guerra Civil que lucharon de forma altruista, pero también a todos los que se vieron encasillados en uno de los bandos sin quererlo y a todas las víctimas que solo soñaban con la paz.