Thomas Kehl sigue la pista a su abuelo que desapareció durante la Primera Guerra Mundial. En sus manos cae un misterioso manuscrito que lo conduce hasta una vieja mansión, propiedad de la condesa Von Rosenthal. Allí coincidirá con Martin, que pasa unos días acompañando a su hermano Michael, en estado de coma irreversible. Y es que la antigua casa se ha convertido en la actualidad en un refugio para enfermos terminales con pocos recursos, por obra y gracia de la caritativa condesa. Thomas y Martin descubrirán juntos los secretos y misterios que se esconden entre esas paredes. Aunque quizás la verdad no sea la que esperaban.
Novela de misterio, con un toque gótico, que nos recuerda a algunas obras de Gisbert o de Latorre (La mirada de la noche) y que como el propio autor confiesa en su web (www.danielhernandezchambers.com) fue finalista del Premio Gran Angular 2007. Lo curioso es que la novela aparece en la editorial Algar y no con SM, como sería de esperar. No es la primera vez que Daniel Hernández Chambers queda finalista de este premio; ya le ocurrió en 2004 con La ciudad gris, novela que sí apareció publicada por SM dentro de su colección Gran Angular.
Con un estilo ágil, buen manejo del diálogo y breves descripciones, este joven autor construye una trama entretenida, que se lee en un suspiro. Quizás la única pega sea que resuelve el misterio demasiado pronto. En definitiva, otro nombre a tener en cuenta dentro del más reciente fantástico juvenil y al que seguiremos la pista en futuros trabajos. De hecho, este mismo mes también aparece en las librerías otra obra suya: La ciudad de la bruma, publicada por Versátil.